La OTAN no descarta ningún escenario con Rusia a raíz de su invasión de Ucrania y va a preparar sus defensas ante riesgos químicos, biológicos y nucleares, un paso que es significativo y que evoca los momentos de mayor tensión durante la Guerra Fría.
Pero en la sesión del Consejo del Atlántico Norte planeaba una preocupación concreta: la posibilidad de que Rusia pueda recurrir a armas químicas en Ucrania tras haber acusado, “falsamente” según la OTAN, a los aliados de preparar ese tipo de armamento.
A su juicio, Moscú estaría así buscando un “pretexto” para poder emplear ese rango de armas durante su agresión a Ucrania.
Ante esa amenaza, los líderes aliados acordaron suministrar a los ucranianos, además de armas, equipos para ayudarles a protegerse contra riesgos químicos, biológicos, radiológicos y hasta nucleares.
OTAN tiene una unidad de respuesta
Y al mismo tiempo, han acordado preparar mejor sus propias defensas ante esos riesgos, tal y como plasmaron en la declaración de la cumbre: “Mejoraremos nuestra preparación y disposición ante las amenazas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares”, señala el documento, en el que añadieron que tomarán “nuevas decisiones” en su próxima cumbre, que se celebrará en Madrid a finales de junio.
En la rueda de prensa tras la cumbre, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, fue más allá al anunciar que el máximo comandante militar de la Alianza, el general estadounidense Tod D. Wolters, ya “ha activado los elementos de defensa química, biológica, radiológica y nuclear de la OTAN”.
Fuentes aliadas indicaron a Efe que la OTAN ya cuenta con una unidad específica dentro de su Fuerza de Respuesta para hacer frente a ese tipo de amenazas, y su control operativo recae en Wolters.
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