Australia reportó el martes casi 50.000 contagios de Covid-19, una cifra histórica impulsada por la variante Ómicron que llevó a que la población multiplicara los test.
La subdirectora médica Sonya Bennett precisó que el país registró 47.738 infecciones del coronavirus en 24 horas, por encima de los 38.000 casos del lunes, ante la diseminación de Ómicron.
Indicó que los hospitales del país atienden a 2.362 personas por el coronavirus, casi el doble de una semana antes.
Pero el número de personas en cuidado intensivo fue mucho menor, 184, con 59 de ellas conectadas a un ventilador, igual que una semana antes.
«El número de casos continúa subiendo, son números que no habíamos visto en Australia», afirmó Bennett.
Aunque la propagación de Ómicron dejó a pocos pacientes gravemente enfermos, provocó una corrida en busca de las pruebas caseras de antígeno y largas filas de horas en los centros de pruebas PCR.
Australia había logrado suprimir casi por completo las infecciones durante gran parte de la pandemia mediante cierres de frontera y una campaña agresiva de pruebas y trazado.
Pero su política de cero Covid se acabó con una oleada previa de contagios provocada por la variante delta.
Australia depende la vacunación contra variante ómicron
Australia depende ahora de la vacunación para proteger a su población, de la cual 91,5% de los mayores de 16 años tienen la inoculación completa.
«Creo que en este punto todos conocemos a alguien que está con Covid o tenemos colegas que no están trabajando por estar en cuarentena o aislamiento o tenemos eventos cancelados y otros impactos en nuestra vida cotidiana», señaló Bennett.
Dijo que la evidencia inicial apunta a que la mayoría de los pacientes en cuidado intensivo fueron contagiados con la variante delta y muchos de ellos no tenían la vacunación completa.
Lea también: «Sol artificial» de China logra un nuevo récord mundial