“Las cosas vuelven al lugar de donde salieron”: en Doña Bárbara de Rómulo Gallegos.
El pasado viernes se suscribió, en México, el Memorando de Entendimiento que marcó el inicio de la primera ronda de diálogo y negociaciones entre el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y la facción opositora recién denominada Plataforma Unitaria de Venezuela.
Por si alguna duda existiese en la precisión de las partes que dialogan y negocian, señaladas en la primera línea del Memorando, al final de este las firmas de Jorge Jesús Rodríguez Gómez y Gerardo Blyde Pérez se calzan sobre “Por el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y “Por la Plataforma Unitaria de Venezuela” lo que se repite en el “Comunicado conjunto sobre el proceso de negociación y diálogo de Venezuela”, publicado este domingo.
Y para los muy pocos que aún quedan, empeñados en desconocer la realidad, la declaración acerca de las negociaciones sobre Venezuela del secretario Blinken, el alto Comisionado Borrell y el ministro Marc Garneo, del sábado, cierra el tiempo de las ilusiones al referirse en el primer párrafo a “the forces of the democratic opposition”; en palabras de Ňo Pernalete, otra vez del maestro Gallegos, “pusieron los puntos sobre las haches”, para remate de cuentas Erga Ommes como diría mi muy culto amigo José Gregorio Correa o sea “frente a todos”.
Comienza entonces el dialogo y la negociación entre el Gobierno y una facción de oposición que hasta ahora se había negado a tal: bienvenidos a la mesa y nuestra mas firme esperanza que sean prontos los logros.
¿Qué el diálogo y la negociación es la única vía para dejar atrás nuestra recurrente confrontación política que tanto daño causa? Así es y así lo hemos proclamado desde mucho atrás para disgusto entonces de los que ahora dialogan y negocian. ¿Qué es conveniente incorporar nuevos actores, hacerlo incluyente? Es obvio que si y no solo políticos sino una representación de distintos sectores de la sociedad venezolana a quienes les duele, y a veces pareciera que más, la suerte del país. ¿Qué es fácil? No lo es, pero es necesario empeñarse que empiecen a darse victorias tempranas por los millones de connacionales víctimas, que lo son, del no haber entendido antes que es necesario consensuar soluciones. Levantamiento de las sanciones extranjeras y libertad de los presos de conciencia pudiera ser un buen primer paso a la par que se avanza en la preparación de elecciones regionales y locales con estándares internacionales de democracia tal como ha instado los Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá. Por cierto, días atrás, diputados de la Asamblea Nacional nos reunimos con rectores del Consejo Nacional Electoral y de las explicaciones de ellos y de las auditorías realizadas, públicamente afirmamos que el sistema electoral esta blindado a fraudes; ahora si usted no es capaz de tener un testigo comprometido en cada mesa por más que se encomiende a Dios no lo salva nadie que “se la apliquen” y esto ni es nuevo ni es aquí nada más y si no lo creen pregúntele a un curtido dirigente de la cuarta y/o llamen a Mr. Trump y soliciten su opinión sobre los comicios presidenciales del “faro de la de democracia del mundo” en noviembre de 2020.
Y antes que se me olvide: a los que confían que desde el extranjero pueden resolver nuestros asuntos denle una miradita a lo que ahora sucede en Kabul, “remember Saigón”. Bien lo afirmó hace solo horas atrás el presidente Biden: “Los afganos deben luchar ellos mismos por su nación”. Pues entonces, luchemos nosotros por la nuestra.
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