Sao Paulo.- La ciudad más poblada de Brasil, con 12,3 millones de habitantes es Sao Paulo y también la más afectada por la pandemia. Desde hace semanas, bate cada día sus propios récords de mortalidad y ya supera los 25.000 fallecidos por coronavirus.
Además, entre el 4 y el 10 de abril el estado de São Paulo registró la semana con más muertes, sumando 5.657 fallecimientos. Es prácticamente tres veces más que el número de víctimas de la semana con más muertes durante la primera ola, a mediados de julio de 2020, cuando 1.945 personas perdieron la vida por causa del Covid-19.
Largas jornadas
Para hacer frente a la presión cada vez mayor sobre el sector funerario, el ayuntamiento se ha visto obligado a autorizar los entierros nocturnos. Desde finales de marzo, los sepultureros se turnan hasta las 10 de la noche en Vila Formosa, el cementerio más grande de América Latina.
Los entierros se suceden sin parar. Es un ir y venir de sepultureros y féretros. Se trabaja a destajo para evitar el temido colapso funerario. No existe un área reservada para los fallecidos por Covid-19, que son la mayoría. Algunos empleados de este camposanto aseguran que hubo noches en que enterraron a más de 100 cuerpos. Para dar abasto a semejante flujo, ha sido necesario transformar los autobuses escolares en carros fúnebres.
En el último año, el número de sepelios en São Paulo se ha duplicado y el trabajo también. El líder sindical de los sepultureros explica que hay que exhumar constantemente los cuerpos para ganar espacio en el cementerio.
Cementerios insuficientes
“Desde hace muchos años exigimos que el ayuntamiento amplíe el servicio en São Paulo: construir cementerios verticales y más crematorios. Si las muertes continúan aumentando a este ritmo, sin duda podremos llegar a ver un colapso de todo el sistema”
Vlamir Lima, líder del Sindicato de Servidores Públicos de São Paulo.
El descontrol de la pandemia causa mucha preocupación en este sector. Gestionar tantas muertes supone un alto costo físico y emocional. Este sindicalista denuncia la falta de apoyo psicológico y la escasa protección de los empleados subcontratados.
São Paulo se ha convertido en el epicentro de la muerte en Brasil. Sin una coordinación federal en la lucha contra el coronavirus y a falta de dosis de vacuna suficientes para una población de 212 millones de habitantes, no hay perspectivas de que la situación mejore en el corto plazo.
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