Al dolor de perder un ser querido, se le suma la incapacidad de cubrir los precios de los servicios fúnebres impagables en Maturín. Familiares de los difuntos se ven en la necesidad de vender artefactos o pedir dinero prestado con tal de que tengan una santa y cristiana sepultura.
Mariana Gascón, comentó que durante la enfermedad de su abuelita, tomó ciertas previsiones para que el inevitable y triste deceso no la tomara fuera de base. En otros casos, los familiares acuden directamente a la Gobernación o Alcaldía para pedir ayuda, porque no cuentan con los recursos suficientes para el velorio y entierro del difunto.
«Vendí mi teléfono celular y otras cosas porque sabía que la muerte de mi abuela era inminente, sin embargo, igual tuve que pedir la ayuda de amistades porque lo que había reunido, solo me alcanzó para pagar la cremación en 300$”.
Mariana Gascón, familiar de un difunto.
Velorio y entierro tradicional
En un sondeo realizado en algunas empresas que prestan el servicio fúnebre en Maturín, se comprobó que los gastos relacionados con la preparación del difunto, urna, flores y velatorio, más la estadía dentro de la funeraria durante algunas horas, ascienden a un monto de 350$, el paquete más básico. Igualmente, las funerarias ofrecen un servicio más accesible para clientes de los municipios foráneos. Pero, dicho paquete no incluye el pago del traslado que varía en función de la distancia y oscila entre los 100 y 300$ adicionales. Argumentan que esto se debe a los precios y a la escasez de gasolina. Definitivamente, montos impagables para las familias más humildes.
Julio Amundaray, residente de Boquerón, comentó que tuvo que aportar 10$ para el entierro de una vecina ya que los gastos del entierro sumaban 150$ y los familiares se vieron en la necesidad de solicitar ayuda a los allegados a través del grupo de la comunidad en Whatsapp. Este testimonio, sirvió para constatar que cuando el velorio es en la casa del difunto, el desembolso es por debajo de los 200$, por esa razón se estila actualmente velar a los muertos en sus casas, una costumbre que otrora solo correspondía a los pueblos.
Inseguridad y prevención
Trabajadores de funerarias explican que mucho antes de la pandemia, la dinámica de los velatorios cambió radicalmente, porque mientras las jornadas eran mayormente nocturnas, la inseguridad obligó a cerrar las funerarias temprano y a permitir la permanencia de solo pocos familiares durante las últimas horas con los difuntos. Igualmente, las funerarias mantienen un estricto control para evitar la aglomeración de personas durante los velorios y exigen el cumplimiento de todas las medidas de bioseguridad.
Antecedentes
La inflación de los precios en Venezuela afecta el sector de las funerarias desde 2014, lo que se traduce en consecuencias directas para los dolientes que actualmente pagan servicios fúnebres dolarizados. Aunado a ello, la mayoría de las pólizas de seguros de los empleados públicos, no cubre ni la cuarta parte de los gastos fúnebres.
Conocedores del negocio funerario, señalan que baja producción de hierro fue lo que disparó el precio de las urnas en Venezuela y por eso los ataúdes se están fabricando completamente de madera barata. Terceros que hallaron una oportunidad en este mercado construyen la base de las urnas en material MDF, que es más económico, pero no resistente y solo dejan la madera genuina para detalles superficiales. De hecho, a primera vista se puede constatar cuando las urnas son del diseño tradicional o de las económicas que ahora resuelven el mercado. Aquellas urnas lujosas con acabado brillante y accesorios dorados o plateados en finos metales, pasaron a la historia.
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