Maturín se enorgullece de albergar una de las obras más emblemáticas y representativas del arte cinético venezolano: la Torre Espacial Luminocromática del maestro Juvenal Ravelo.
Esta imponente escultura no es sólo un adorno urbano, sino un profundo homenaje a la industria petrolera y una manifestación de la filosofía del arte accesible para todos los habitantes de la Sultana del Guarapiche.
Esta obra de arte cinético se ubica estratégicamente en la redoma de Las Cocuizas, sobre la avenida José Tadeo Monagas, convirtiéndose en un punto de referencia inevitable. Quienes se dirigen al aeropuerto José Tadeo Monagas o a sectores aledaños son recibidos por esta estructura de más de 30 metros de altura y cuatro metros de base, que captura la esencia del arte que caracteriza las obras de Ravelo.
Obra emblemática del maestro Juvenal Ravelo para Maturín
El maestro Juvenal Ravelo, originario de Caripito, municipio Bolívar del estado Monagas, explicó la profunda importancia personal de esta pieza: su imaginación de niño lo llevó a hacer realidad la escultura tras haber observado la colocación de las torres de perforación petrolera cerca de su residencia.
«Puedo comentarte dos cosas importantes. La primera fue que de niño, pude apreciar la instalación de esas torres esenciales para la perforación petrolera. Aunque luego me fui a estudiar a Caracas, esa imagen nunca se fue de mi cabeza. Por eso, me inspiré y le rendí un homenaje a este rubro de color negro que dinamiza la economía del país», afirmó.
Ravelo prosiguió contando el porqué la torre luminocromática fue ubicada en esta significativa redoma de Maturín, señalando que el espacio reunía todas las condiciones ideales para su obra. «Este espacio de la redoma de Las Cocuizas me pareció un lugar extraordinario por su amplitud y frescura, además de ser una de las avenidas más transitadas por los maturineses. Por otro lado, es un punto estratégico para que la gente la pueda apreciar desde todas partes», agregó.
Homenaje al petróleo venezolano
Indicó que si bien la obra es un homenaje al petróleo venezolano, los colores usados están inspirados en los del arcoíris. «Cuando viajas de Caripito a Maturín y se presenta la lluvia, se puede apreciar cómo se forma un hermoso arcoíris. Esta composición es muy interesante y por eso lo lleva entre sus caras», comentó.
La torre cuenta con rejillas de colores rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul y violeta, colocadas verticalmente en sus cuatro caras, desde la punta hasta la base. Esto permite un «efecto de vibración cromática en la retina del espectador; es lo que se aprecia mientras se desplaza alrededor de ella», describió.
Esta majestuosa obra de arte fue instalada en el año 2003 con el apoyo de ingenieros civiles y un equipo técnico. El maestro Ravelo explicó que él realizó una maqueta, y luego, con base en estudios matemáticos, se construyó la escultura que hoy se puede observar al transitar hacia la parroquia Las Cocuizas.
Ravelo afirmó que este espectáculo escultórico es propiedad de los maturineses quienes, con el paso de los años, la han hecho suya convirtiéndola en una referencia significativa.
La presencia de esta escultura de Juvenal Ravelo en Maturín refleja su compromiso con la filosofía del arte fuera de los museos, donde la creatividad debe estar dispuesta para el disfrute de todos, una idea que compara con la universalidad del sol.
Al posicionar sus obras en espacios públicos, Juvenal Ravelo asegura que su arte de calle interactúe directamente con la vida cotidiana de los ciudadanos, enriqueciendo el entorno urbano y consolidando la identidad cultural de Maturín.



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