Monseñor Mario Moronta, obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal, falleció a los 76 años de edad.
El representante de la iglesia venezolana murió este 4 de agosto en la ciudad de San Cristóbal, estado Táchira, luego de más de 25 años al servicio de Dios.
El Cardenal Baltazar Porras confirmó la noticia a través de sus redes oficiales, en las que además, expresó su dolor por la partida física de »un pastor entregado» al Evangelio.
«Despedimos con profundo dolor a un hombre grande y luchador, pastor entregado y testigo fiel del Evangelio. Que el Señor lo reciba en su Reino eterno, y que María Santísima mire con ternura el amor que siempre tuvo por sus hijos», dijo Porras en su cuenta de Instagram.
Hoy, en la memoria de San Juan María Vianney, padre de los sacerdotes, despedimos con profundo dolor a un hombre grande y luchador, pastor entregado y testigo fiel del Evangelio”, expresó Porras en sus redes sociales.
“Que el Señor lo reciba en su reino eterno, y que María Santísima mire con ternura el amor que siempre tuvo por sus hijos”, agregó.

Monseñor Mario Moronta, reconocido por denunciar las injusticias
Mario Moronta nació en Caracas el 10 de febrero de 1949. Lo ordenaron sacerdote en 1975 y fue nombrado obispo en 1990 por el papa Juan Pablo II.
Desempeñó funciones como obispo auxiliar de Caracas, obispo de Los Teques y como titular de la Diócesis de San Cristóbal desde 1999 hasta su retiro en 2024.
Durante su ministerio, se destacó por su valentía al denunciar injusticias y por su cercanía con los más necesitados, según perfiles oficiales. Lo declararon persona no grata en instalaciones militares tras alzar su voz en defensa de jóvenes detenidos.

También ocupó el cargo de primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana.
Su legado pastoral incluyó la promoción de la sinodalidad y el fortalecimiento del trabajo del clero.
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