El gobierno de Colombia ha proclamado el estado de emergencia sanitaria debido a la propagación de fiebre amarilla, con 79 casos de infección reportados desde 2024 hasta las últimas semanas de este año, lo que ha provocado una alta tasa de letalidad y una alerta internacional.
Según un informe de la Organización Panamericana de la Salud (PAHO), los brotes selváticos reportados en Venezuela para el año 2021 estaban relacionados con «la circulación del virus en países limítrofes, especialmente en Brasil y Colombia».
Propagación de fiebre amarilla
La doctora Patricia Valenzuela, infectóloga e internista y miembro de la Sociedad Venezolana de Infectología, hace un llamado a mantener la precaución ante esta circulación, especialmente en lo que respecta a la vigilancia epidemiológica en las fronteras terrestres.
Explica que varios de los casos reportados en Colombia están localizados al sur de ese país, mientras que en Brasil se encuentran al norte. Dado que estas dos áreas son las más cercanas a Venezuela, existe el riesgo de que se produzca una propagación.
Destacó que la principal medida para evitar la infección viral hemorrágica es la vacunación.
En efecto, las personas que reciben la vacuna comienzan a desarrollar inmunidad aproximadamente a los 10 días. Esto significa que los niveles de anticuerpos neutralizantes que se generan alcanzan casi un 90%, y a los 30 días después de la vacunación contra la fiebre amarilla, se logra un 99% de inmunidad. En resumen, es el pilar esencial para la prevención de esta infección», explicó.
Asimismo, menciona que lo óptimo es lograr o sobrepasar el 95% de cobertura de vacunación. Por ello, hace un llamado a la población venezolana para que revisen su tarjeta de vacunación y acudan a los centros de salud, asegurando que la vacuna está disponible.
Esta acción se toma como precaución, ya que un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señala que la cobertura de vacunación contra la fiebre amarilla en Venezuela es inferior al 80%.
Valenzuela detalló que los síntomas aparecen entre tres y cuatro días después del contagio y son similares a los del dengue.
Después de la infección, la persona puede recuperarse y entrar en la fase de remisión, una etapa en la que el contagiado debe estar alerta, pues existe la posibilidad de una recaída que lo llevaría a la fase tóxica. La tasa de letalidad para quienes alcanzan esta fase tóxica es aproximadamente del 50% al 60%, añadió.
La Organización Mundial de la Salud sugiere que la vacunación se realice entre los 12 meses y los 59 años. Sin embargo, en casos de brotes, se puede comenzar a vacunar a partir de los 9 meses. Es importante señalar que no se recomienda para los niños más pequeños», dijo.
También afirmó que no es imprescindible recibir dos dosis de la vacuna, enfatizando que se ha evidenciado que los niveles de anticuerpos neutralizantes en el torrente sanguíneo generados por la vacuna se mantienen y perduran a lo largo de la vida.

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