Al iniciar la Semana Santa a nivel litúrgico, este domingo de Ramos, en el cual se bendicen las Palmas y se lee el Evangelio de la Pasión y muerte de Jesucristo, las diferentes parroquias eclesiásticas de Maturín, concentraron una gran cantidad de personas acompañando cada una de las procesiones.
Jesús, montado en un burrito, es aclamado por la muchedumbre que lleva en sus manos, ramos de olivo y palmas que extendían en el suelo «para alfombrar el camino del Rey, que no escoge la vía del poder, sino la del amor, humildad y entrega total.
Semana agridulce
«Esta semana es la más santa de las semanas, aunque algunos se empeñen en lo contrario, es una semana agridulce, porque expresa el amor de Dios y es amarga porque, para demostrar todo este amor, Dios se entregó a una muerte de cruz», explicó durante su homilía, el padre Manuel Gerónimo Sifontes en la iglesia Santo Domingo de Guzmán de Las Cocuizas.
En la antigüedad se creía que los Santos no se debían mezclar con los «impuros» y Jesús viene a cambiar esa concepción farisea, explica el párroco.
«Podemos caer en esa mentalidad farisea, de no mezclarnos con aquellos que no leen la Biblia, con quienes no vienen a la iglesia, pero Jesús reconoce que en el pecador hay esperanza. La santidad de Dios no excluye a nadie».
Domingo de Pasión
Por ese amor de Dios, este domingo se denomina Domingo de Pasión, porque «lo que se celebra es, la Pasión de Jesucristo» y en la liturgia se usa el color rojo.
«Cristo nos ama con amor apasionado, el que no escatima ni piensa en sí mismo, el que lo excusa todo, lo perdona todo y no tiene comparación.
El amor de Dios es como el de un padre, una madre, los esposos, en Él caben todas estas dimensiones del amor, lo demostró entregándose sin medidas en la cruz», expresa el sacerdote.
Intencional
Agrega que todo en la lectura está colocado de manera intencional, así se encuentra el rol de Barrabás, un agitador que también soñaba con la libertad de su país, querido por muchos, a quien la gente prefirió liberar, un signo de que muchas veces, el pueblo prefiere escoger las vías de la violencia y no las de la paz y la misericordia que trae Jesús.
«Lo cierto es que el amor es más grande que todo lo demás, este es el camino para llegar a la Gloria. Jesús es la opción más poderosa y el modo más correcto para vencer la maldad y la violencia en el mundo», consideró el sacerdote.




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