Cuando estamos en el inicio del año escolar, es muy importante que los padres y representantes puedan desarrollar de manera progresiva el despegue cuando se trata de llevar a los niños por primera vez a los planteles.
Rangelly Montes es médico neuropediatra, y para abordar este tema estuvo en La Verdad Radio TV, programa moderado por Estrella Velandia en Monagas Visión.
«Es importante que entendamos que cada etapa escolar tiene sus circunstancias, su parte positiva y negativa. Y a medida que lo hagamos cotidiano, será fortalecedor para el padre como para el niño».
Por ejemplo, en la etapa inicial, existe una dificultad para el despegue afectivo de los padres cuando se deja al pequeño en la escuela por primera vez.
«Eso no debe ser de forma arbitraria, tiene que darse de manera progresiva para lograr que el niño desee estar en el colegio. Siempre les he dicho que existe un binomio padre – maestro. Si el docente comparte el interés y esas necesidades, el trabajo se hace mutuo y será más llevadero».
Todo es un proceso de adaptación y con el niño hay que buscar la conciliación, en caso tal que no quiera ir al colegio.
«Puedes permitir que se lleve un juguete para que comparta con los demás niños. Esa es una manera de estimulación positiva. A medida que el infante vaya fortaleciendo las relaciones escolares y afectivas con sus compañeros de aula, la situación cambiará. Por supuesto, esto no se da de manera inmediata. No hay que recurrir a castigar al niño porque eso puede producir el efecto contrario. Tenemos que entender como padres que eso nos pasa a todos. Eso de forma tranquila y cotidiana pasará y el niño se acostumbrará a quedarse con sus compañeros en la escuela».
Señaló que los niños tienen múltiples personalidades y que hay padres que preparan muy bien a los hijos para la escuela. «Si nosotros tuviéramos esa claridad escolar, afectiva y social, fuese bueno. Hay padres que preparan al niño como una aventura. También lo podemos hacer a través de juegos, orientándolos sobre las actividades que pueden realizar en compañía del resto para los más pequeños, cualquiera los puede practicar».
Trastornos del aprendizaje
Expresó Montes que la capacidad de aprendizaje de cada niño es distinta. «Si estamos hablando de trastornos del aprendizaje podemos mencionar, la dislexia, la disgrafia y la discalcuria».
Explicó que «una de las partes que me encanta cuando comienza el año escolar, es dar a conocer este tipo de patologías, no solo los trastornos específicos, sino las alteraciones neurofisiológicas o neurológicas anexas como el TDH y el autismo. Llama la atención en Monagas, donde los papás ven que el niño va con un trastorno del aprendizaje con dificultades importantes que se van acentuando con los años».
Si tienes un niño que llega al quinto grado, con promedio deficiente y si el docente detecta la situación y el padre por comodidad o por ignorancia lo deja avanzar, si el niño tiene estas dificultades evidentes, es muy difícil que pueda rendir en Primer año y vienen los problemas.
«Tienes que abordar el problema, buscando ayuda profesional, dependiendo del caso. Si tengo un paciente que escribe y saca cálculos chévere, pero no entiende las letras, las invierte o cambia los signos, allí hay problemas. Y si tienes dificultades para leer, no puedes escribir. Igual que la discalcuria. En este caso, hay que buscar mecanismos, de acuerdo al grado de compromiso. En la dislexia, puedes hacer trabalenguas, lectura en voz alta, tratar de escribir sobre la arena para que el niño pueda ir motivándose, como jugar sopas de letras o practicar el deletreo que ayuda mucho, al igual que fomentar la lectura».
El bullying en el aula
Hay niños que tienen condición especial y resulta difícil integrarlos a un aula regular. Al plantearle este caso, la doctora Rangelly Montes mencionó que este es un tema delicado de abordar porque hiere sentimientos, sobre todo, como madre de un niño con condición diferente.
«Hay pacientes donde puedes avalar que asista a un aula integrada o de educación regular, donde el niño tenga un nivel autismo grado uno. Pero cuando tienes 3, esto amerita acompañantes. Hay padres que teniendo un hijo grado 2, quieren de manera vehemente que sea incluido en la escuela regular».
Cuando esto ocurre, estos pequeños pueden ser objeto de bullying. «Si tienes un hijo con autismo grado 2, el padre no puede pensar en ingresarlo en una escuela regular. El asunto es que este debe asistir a una escuela especial y debes entender que las madres de los niños que están alrededor también quieren una vida normal para sus hijos. Y eso es válido para todos. Tenemos que ser conscientes como padres y como profesionales. La idea es fomentar más colegios preparados para niños distintos con autismo y retardo».
Aseguró que quizás el caso de la dislexia es más llevadero y se puede evaluar, estudiando con sonidos y con opciones. «Pero si tienes un niño autista grado 2 que tenga una estimulación persistente por el grupo ya sea auditiva y visual, tendrás un estallido emocional que es realmente importante para preservar la paz de todos».
No todos serán profesionales
Como madre, cuando su hijo inició la escolaridad, se percató que no estaba en el sitio adecuado. «El que acepta el problema, avanza. Recuerda que no todo el mundo nació para ser profesional. Quizás la situación país venezolana ha llevado a la gente a reinventarse en artes y oficios, donde tendrás un ingreso. Yo tengo un hijo profesional que es Diego, y tengo a mi hijo especial que está inválido, por daño cerebral. Cada diagnóstico no es pronóstico. Tengo niños discapacitados que hacen mecánica que es un oficio esencial. Por eso, existe el Caipa y la escuela para Sordos y Mudos, es decir, hay opciones».
Expresó que a veces, «la depresión como padres nos lleva a un punto de descalificar todo, no por el niño, sino para que duela menos. El asunto que hay que hacerles entender a esos padres la realidad. Quienes hemos recorrido este camino, aconsejamos para bien. Si tu niño no está preparado para ser promovido de nivel por este tipo de patologías, hay que ayudarlo y darle las herramientas para que llegue a donde debe estar, y finalmente, para que sea feliz con otra actividad».
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