Si bien es cierto la vida no viene con instrucciones y que muchos se preguntan cómo hacer para ser felices o cómo vivir largo tiempo, está claro que son infinitas las interrogantes sin respuesta.
La señora Rosa María Villarroel asegura que consiguió la respuesta que le ha permitido vivir más de un siglo: su alegría.
De este modo, Rosa María Villarroel se convirtió este viernes 30 de agosto, cuando arribó a sus 116 años, en la mujer más longeva que reside en el municipio Maturín.
Ella es habitante del sector El Barco en la parroquia San Vicente del municipio Maturín, donde vive junto a sus familiares, quienes señalaron que continúa siendo una mujer sana, activa y llena de mucho amor.
Nació en Mundo Nuevo pero reside en San Vicente
La abuela es oriunda de Mundo Nuevo, un poblado de la parroquia Urica en el estado Anzoátegui, donde nació en el año 1908, según su documento de identidad, aunque dice, con extraordinaria lucidez, que la fecha correcta de su nacimiento fue en 1904.
Ella ha sido testigo de más de un siglo de historia y disfrutó una vida plena y feliz. Aún tiene la conciencia de todo su entorno y de esos recuerdos que marcaron su vida, uno de esos fue bailar.
Cuando sus nietos, bisnietos y tataranietos conversan con ella sobre su vida, siempre sonríe y le dice que viajó por los cuatro mundos -en referencia a que recorrió todo el país- fue una gran bailarina de todos los géneros musicales y siempre supo reir. Además les manifiesta que cada quien debe vivir su propia experiencia de la vida.
Rosa María Villarroel tuvo diez hijos de los cuales tiene siete que aún están vivos, uno de ellos es José Villarroel de 90 años y quien celebraba junto a ella su cumpleaños número 116.
El equipo de prensa de la Alcaldia de Maturín, conversó con cada uno de sus familiares pero en particular con su hija de crianza María Victoria, quien hoy en día tiene 18 años.
Esta joven al expresarse de su abuela no pudo evitar derramar lágrimas entre sonrisas, debido a que esta señora es un sinónimo de amor tanto para ella como para su familia.
«Desde que tengo uso de razón ella está a mi lado, me cuentan mis padres que siempre estaba pendiente de mi, que comiera bien y siempre que llegaba de la escuela me recibía con un abrazo», recuerda María Gabriela.
La abuela escucha atenta lo que dicen sus familiares de ella, sin dejar de hacer alguna referencia y sonreír con tanta picardía como alegría. Ella siempre luce muy bien vestida, resaltando unos lentes de sol y un hermoso sombrero que le envió un bisnieto desde otro estado.
Luis David, es otro de sus nietos, es quien está al pendiente de sus cuidados. Duerme con ella en la misma habitación y ambos tienen una muy buena conexión que podría describirse como de amigos.
El joven asegura que su abuela le tiene mucha confianza y en las noches ven películas juntos o conversan largo rato. “En la madrugada se despierta y me dice vamos a hablar de la vida y comienza a narrar sus experiencias. Nos reímos juntos y disfrutamos de sus anécdotas”, narra con brillo en los ojos Luis David.
«Ella es mi abuela de corazón, la quiero mucho, significa algo importante en mi vida, aún teniendo esa edad siempre está pendiente de mi», comenta el joven mientras toma con cariño las arrugadas manos de la abuela Villaroel.
Rosa María vivió dos guerras mundiales y dos sequías, así como la pandemia del Covid- 19. Manifiesta que siempre se dedicó a la agricultura donde siempre tuvo abundancia.
Además manifestó que le gusta comer pollo a la broaster, empanadas, chicharrón de cochino y batata.
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