Un día como hoy, hace 66 años, el 23 de enero de 1958, Venezuela despertó con la noticia de la salida del general Marcos Pérez Jiménez del país.
Tras un decenio de dictadura (cinco de una junta militar y cinco de Pérez Jiménez como presidente), la democracia podría comenzar a forjar su camino, uno labrado en primer lugar por movimientos cívico-militares, pero también gracias al establecimiento de una Junta de gobierno, presidida por Wolfgang Larrazábal (quien fue comandante general de la Armada) y conformada por los militares Carlos Luis Araque y Pedro José Quevedo; y por los civiles Eugenio Mendoza, Blas Lamberti y Edgar Sanabria.
Algunos historiadores afirman que la salida del general se debió a un movimiento cívico en las calles del país, acompañado por alzamientos desde el seno de las Fuerzas Armadas (incluso lo tildan de «huida»); otros, empero, señalan que Pérez Jiménez dejó la presidencia tras la presión fundamental de los militares. En todo caso, el 23 de enero constituye un hito en la historia política y social de Venezuela.
A más de seis décadas de aquello, el sociólogo Francisco Coello – docente de pregrado y director de la Escuela de Gobierno Mercedes Pulido de la UCAB- y el doctor en Historia y director del Instituto de Investigaciones Históricas de la UCAB, Tomás Straka, consideran que en los hechos de esa fecha -y sobre todo en lo que vino después- hay varios elementos rescatables de cara al contexto venezolano actual.
Una fecha para reflexionar
El profesor Straka comenzó explicando que la vigencia del 23 de enero de 1958 se puede medir por el hecho de que «todos los bandos quieren apropiarse de la fecha como suya. Si esta no tuviese una connotación positiva para la mayor parte de los venezolanos, eso no ocurriría. Y se debe a que lo que está vigente es el anhelo que representa o una referencia a un ideal con el cual todos quieren arroparse: la democracia«, señaló.
Aunque Venezuela se encuentra en un momento político diferente al de aquel entonces, Straka aseguró que el deseo de construir una democracia incluyente, comprometida con la justicia social y con la libertad, es un ideal que el país de 2024 comparte con el de hace 66 años.
Destacó que el valor del 23 de enero de 1958 es tal que todavía no existe una versión general y consensuada acerca de la salida de Pérez Jiménez. «La gente sigue discutiéndolo porque lo que se opina del 23 de enero tiene un impacto inmediato en lo que se puede pensar el día de hoy; por ejemplo, los militares y la capacidad de la sociedad para resolver sus problemas», añadió.
Por su parte, Francisco Coello explicó que la vigencia del 23 de enero de 1958 es total.
«Ese día no solo significó la salida de un dictador, que ya es importante, sino el inicio de un país moderno, democrático, innovador. Un cambio, aunque no igual al del 23 de enero, podría darse. Esperemos que ocurra para poder reconstruir el país, no habíamos tenido tantas posibilidades desde hace muchos años», dijo.
Aprendizajes del 23 de enero
Han pasado 66 años desde que la «Vaca sagrada», como se conocía el avión presidencial, despegó de Caracas y el general Marcos Pérez Jiménez fue derrocado.
Más allá de los registros de los titulares de la prensa de entonces o de las anécdotas relatadas en libros y medios sobre las acciones que condujeron a este hecho, Straka y Coello coinciden en que la fecha dejó ciertos aprendizajes que vale la pena considerar. Acá algunos:
1- La capacidad de una sociedad para reflexionar sobre sus errores inmediatos del pasado
«Los venezolanos se unieron en el espíritu del 23 de enero, incluso gente que en un primer momento se tenía mucho encono como la Iglesia y Acción Democrática -o los militares- para enmendar los grandes errores. Cambiar los enconos por acuerdos es una referencia que ha sido muy importante para otras transiciones como la española. La negociación es sentarse e intentar entendernos con gente que detestamos», apuntó el historiador Straka.
2- La necesidad de hacer lecturas correctas de los acontecimientos
El director del IIH UCAB señaló que hubo sectores y actores que pensaron, por ejemplo, que la dictadura se podía reconducir. Por ejemplo, a través de golpes de Estado (como los intentos ocurridos en el propio 1958 contra la junta de gobierno instalada entonces). «Ante esos golpes, la sociedad responde masivamente en su contra. Eso demostró la importancia de la sociedad en el proceso político». Otra lectura, siguió Straka, tiene que ver con los comunistas, quienes vieron en el 23 de enero «la posibilidad, con condiciones objetivas, de instaurar una revolución leninista; además, pensaron que era fácilmente reproducible lo que había pasado en Cuba».
3- Comprender los hechos en su justa dimensión
«Y no como uno quisiera que fueran», aclaró el historiador. «Por ejemplo, hoy día perezjimenistas dicen que Pérez Jiménez era la mejor opción para enfrentarse al comunismo y al progresismo, sin tomar en cuenta el hecho notable de que Pérez Jiménez perdió, lo derrotaron. Eso te da una idea bastante clara de querer ver las cosas como queremos y no como realmente son», siguió Straka.
4- La importancia de la institucionalidad
De cara a una transición, continuó el doctor en Historia, fue menester que todo se llevara a cabo a través de las formas más institucionales posibles.
«No fue fácil para Venezuela meter todo aquello en canales institucionales, pero se logró a través de acuerdos. Lo que hubo después del 23 de enero, en 1958 y en años posteriores, daba una sensación de anarquía que asustó a muchas personas: protestas en la calle, invasiones de campesinos en haciendas y de áreas verdes en Caracas para formar los ranchos; los comunistas que pensaron que podían convertir esto en Cuba, o los militares que pensaban que la solución era el regreso de Pérez Jiménez. Desde 1958 hasta 1960 costó mucho mantener las cosas por canales regulares. Sin embargo, se pudo hacer en términos generales», recalcó.
5- El desarrollo de los partidos políticos democráticos
Explicó el profesor Coello que los partidos políticos -con Rómulo Betancourt al frente- tuvieron un papel estelar en el proceso que siguió al 23 de enero de 1958.
«Ellos construyeron una propuesta, no solo de transición política, sino de país (con sus aciertos y desaciertos). Desde la sociología política vimos un liderazgo de Betancourt muy marcado, pero acompañado por lo mejor de su tiempo en lo político e intelectual. Hubo una élite política capaz de pensar el país; una inteligencia política para conducir un evento y para crear las condiciones para el cambio. Los partidos políticos son factores modernizadores y Betancourt lo entendió, los apoyó porque la democracia necesita un sistema de partidos para el juego político», dijo Coello.
6- La construcción de pactos sociales
El sociólogo enfatizó en un hecho inmediato tras la salida del general Pérez Jiménez: el Pacto de Puntofijo, acuerdo de gobernabilidad establecido entre los líderes de los partidos políticos importantes de entonces, de cara a la celebración de las que serían las elecciones de diciembre de 1958, independientemente de quién resultara ganador.
«Esto es clave, pues posibilita que los eventos del 23 de enero puedan ser capitalizados. Y, de alguna manera, cuando ahora se habla del Gran Acuerdo Nacional, se habla de lo mismo, salvando las distancias: tú necesitas para un país como el que tenemos, un acuerdo que permita construir consenso. No se trata de hacer mejoras, se trata de rescatar un país hacia la normalidad, necesitas consensos en la educación, petróleo, salud, entre otros. Y no hay que olvidar que el Pacto de Puntofijo iba acompañado del ‘Programa mínimo’, este ayudó a aterrizar el pacto; era el cómo vamos a implementarlo», añadió.
7- La modernización del país
Francisco Coello recalcó que no es coincidencia que en la década 2020-2030 muchas universidades, empresas y otras instituciones venezolanas estén cumpliendo 70 (o más) años fundacionales. A juicio del sociólogo, una vez que terminó la dictadura se abrió el camino para que el país se modernizara. «El 23 de enero de 1958 representa un proyecto de país, una ilusión compartida, el país iba hacia algún lado», insistió.
Dejamos atrás el pasado rural. Y aunque se hizo mucho desde Medina Angarita, el gran salto ocurre a partir del gobierno de Betancourt«
Francisco Coello
Los factores políticos permitieron la creación de la Venezuela moderna: por ejemplo, Puerto Ordaz -la primera ciudad con un sistema de bibliotecas públicas, con un urbanismo pensado y con grandes industrias, que ahora están deterioradas- fue el gran polo de desarrollo. Veíamos una Venezuela en movimiento, con grúas, construcción, fábricas, de empleo», agregó el docente.
8- Oportunidades para todos y movilidad social en bloque
Tras la llegada de la democracia, Francisco Coello comentó que para la población ocurrió -en términos del sociólogo inglés Anthony Giddens- la movilidad en bloque.
«Esto es que el proceso de ascenso social no era individual, sino que grandes sectores de la población pasaban de nada a tener un estilo de vida mejor. Por ejemplo, venían del interior del país y se movían a ciudades con electricidad, escuelas, servicios públicos; y pasaba igual con los europeos que venían de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Civil española. Ellos enriquecieron el país en el marco de un proyecto país, aunque este comenzó a decaer cerca de la década de 1980«.
9.- Venezuela fue un modelo que inspiró
Durante el período democrático que siguió a la salida de Marcos Pérez Jiménez, aseguró Coello, el país inició un proceso de descentralización. «Tuvimos alcaldes y gobernadores que oxigenaron el sistema político; además, ellos lo hicieron muy bien y muchos de los líderes políticos más contemporáneos salieron de allí».
Asimismo, resaltó que el proceso venezolano desarrollado a partir de 1958 sirvió, por ejemplo, como insumo para la transición política en España. «El Pacto de la Moncloa está inspirado en el Pacto de Puntofijo; las primeras elecciones libres y transparentes en España tuvieron tres asesores. ¿Quién entre ellos? el Consejo Supremo Electoral de Venezuela», concluyó.
Texto: Grace Lafontant León/Fotos: Fabián Giampaoletti y Carlos Miliani (retratos).
Archivo de Fotografía Urbana, Fundación Empresas Polar y El Nacional.
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