El Papa Francisco instó hoy a que la comunidad internacional se comprometa más con el derecho humanitario en un momento en el que los conflictos no hacen distinción entre objetivos militares y civiles, afectando indiscriminadamente a la población civil.
«Ucrania y Gaza son ejemplos claros de esto.
No debemos olvidar que las graves violaciones del derecho internacional humanitario son crímenes de guerra, y no basta con evidenciarlos, sino que es necesario prevenirlos
expresó.
En su extensa intervención, el pontífice hizo un llamado nuevamente a favor de un «desarme mundial» y del diálogo como «pilar fundamental de la comunidad internacional», instando a evitar «colonizaciones» y «polarizaciones ideológicas».
Además, repasó la situación internacional, especialmente las guerras en Gaza y Ucrania, y pidió un alto el fuego y el inicio de negociaciones.
«Reitero mi llamado a todas las partes involucradas para que acuerden un alto el fuego en todos los frentes, incluido el Líbano, y para la inmediata liberación de todos los rehenes en Gaza», y «solicito que la población palestina reciba asistencia humanitaria y que los hospitales, escuelas y lugares de culto cuenten con la protección necesaria».
El papa se pronuncia sobre la situación mundial
El Papa Francisco recordó el «ataque terrorista contra la población de Israel el pasado 7 de octubre» que provocó «una situación humanitaria grave con sufrimientos inimaginables».
«Confío en que la comunidad internacional promueva con determinación la solución de dos Estados, uno israelí y uno palestino, así como un estatuto especial internacionalmente garantizado para la Ciudad de Jerusalén, para que israelíes y palestinos puedan finalmente vivir en paz y seguridad».
Además, señaló que la guerra en Gaza «desestabiliza aún más una región frágil y llena de tensiones», sin olvidar al pueblo sirio, que «vive en inestabilidad económica y política», y al pueblo libanés, al que envió un mensaje de esperanza para que «pronto tenga un presidente».
El Papa también se refirió a «la guerra a gran escala de la Federación Rusa contra Ucrania», destacando que después de casi dos años «la paz deseada aún no se ha logrado», a pesar «de las numerosas víctimas y la enorme destrucción», afirmando: «Es necesario poner fin a la tragedia actual a través de negociaciones, respetando el derecho internacional».
En cuanto a «la tensa situación en el Cáucaso meridional entre Armenia y Azerbaiyán», instó a «las partes a llegar a la firma de un tratado de paz» porque «es urgente encontrar una solución a la dramática situación humanitaria de sus habitantes» y «favorecer el regreso de los desplazados a sus hogares de manera legal y segura».
En África, destacó «el sufrimiento de millones de personas debido a múltiples crisis humanitarias (…) causadas por el terrorismo internacional, los complejos problemas socio-políticos y los devastadores efectos del cambio climático», recordando «los dramáticos eventos en Sudán», así como las situaciones de desplazados en Camerún, Mozambique, República Democrática del Congo y Sudán del Sur.
Tensión entre Venezuela y Guyana
Respecto al continente americano, mencionó que «aunque no hay guerras abiertas», «existen fuertes tensiones entre algunos países, por ejemplo entre Venezuela y Guyana, mientras que en otros, como Perú, observamos fenómenos de polarización que socavan la armonía social y debilitan las instituciones democráticas».
«También sigue siendo preocupante la situación en Nicaragua; es una crisis que lleva mucho tiempo con dolorosas consecuencias para toda la sociedad nicaragüense, en particular para la Iglesia católica. La Santa Sede continúa invitando a un diálogo diplomático respetuoso del bienestar de los católicos y de toda la población», concluyó.
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