Durante un evento conmovedor, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y su ministro de Defensa, Iván Velásquez, pidieron disculpas a los familiares de las 6.402 víctimas de las ejecuciones extrajudiciales en manos de las Fuerzas Militares y presentadas falsamente como combatientes durante el conflicto armado en el país.
Jacqueline Castillo, portavoz de la Asociación de las Madres Víctimas de los Falsos Positivos (Mafapo), habla con más tranquilidad que antes, pero el dolor sigue presente.
La lucha de ella y otros familiares ha comenzado a dar resultados y algunos responsables de los asesinatos cometidos por el Ejército entre 2004 y 2010, jóvenes de bajos recursos engañados con ofertas de trabajo, han sido identificados.
«Estos jóvenes fueron ejecutados por el Ejército y presentados como guerrilleros dados de baja en combate», dijo
Ejecuciones extrajudiciales fueron conocidas como falsos positivos
Estas prácticas, conocidas como falsos positivos, ocurrieron durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) debido a la orden de los altos mandos militares de obtener resultados a toda costa en el campo de batalla.
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), tribunal creado a partir del Acuerdo de Paz entre el Estado y la extinta guerrilla de las FARC (2016), ha llevado a cabo varias audiencias en las que militares de todos los rangos han confesado sus crímenes.
Jacqueline es hermana de Jaime, un hombre que limpiaba vidrios de autos en el norte de Bogotá. Jaime desapareció el 10 de agosto de 2008 y fue reportado como un guerrillero muerto dos días después en Ocaña, Norte de Santander (nororiente del país).
«Ha sido más de una década de negacionismo. Y en este momento podemos decir, con la cabeza en alto, que teníamos la razón. Que por lo que nos tildaron como locas fueron hechos reales y crímenes de Estado», afirmó Jacqueline antes del acto de disculpas públicas convocado por el Gobierno de Gustavo Petro.
«Este acto es muy importante para los familiares de las 6.402 víctimas de los falsos positivos, quienes hemos luchado incansablemente por demostrar que no fueron hechos aislados, sino una práctica sistemática del Estado.
Y que esto fue más allá de unas ‘manzanas podridas’ al interior de las Fuerzas Militares», añade la portavoz de Mafapo.
Castillo también se refiere a los Gobiernos anteriores, administraciones que ni siquiera las escucharon, que se dedicaron a ignorar lo sucedido y a proteger a los autores materiales e intelectuales. «Eso fue lo más doloroso: que nos ignoraron.
Por eso aplaudo este tipo de reparaciones, porque es una manera de ir más allá del perdón. Estamos avanzando con el Gobierno del presidente Petro para crear un monumento en Soacha (población limítrofe con Bogotá) donde se encuentran la mayoría de las víctimas. Será un lugar espectacular para la memoria», agregó.
Por último, Castillo quiere que su voz, que es la voz de todas, se escuche en toda Colombia y que quienes han sufrido situaciones similares y no las han denunciado tomen valor y lo hagan.
«Estamos dispuestas a perdonar, a reconstruir el tejido social y a avanzar para dejarle un mejor futuro a los jóvenes que vienen. Pero esto nunca se puede olvidar», afirma.
Desde muy temprano, las madres de Mafapo llegaron a la Plaza de Bolívar, en el corazón de Bogotá, con sus pancartas, las fotos de sus familiares y la expectativa de un acto público sin precedentes.
Ya en horas de la tarde, madres, padres, hermanos y hermanas, incluso hijos, contaron uno a uno la última vez que vieron a sus familiares. Hubo lágrimas y rabia entre algunos que no pudieron contener sus emociones.
Lea también:
Tres científicos fueron galardonados con el Premio Nobel de Física 2023