El pasado fin de semana participé, en Acarigua, en una nutrida asamblea de dirigentes de Acción Democrática de Portuguesa.
Temprano los promotores del encuentro me informaron que desde Barquisimeto acudiría Jorge Ramos Guerra, quien intervendría entre los oradores principales.
Ramos Guerra, ex gobernador de Lara, diputado al extinto Congreso de la República, abogado, politólogo, docente en la Universidad “Fermín Toro”, columnista de obligada lectura, fue referente de nuestra juventud no solo por su desempeño como secretario juvenil de Acción Democrática sino por la densidad de su pensamiento que develaba en una brillante oratoria. Hoy secretario político del Comité Ejecutivo Nacional del Partido del Pueblo continúa inspirando y orientando a muchos que le admiramos.
El discurso de Jorge Ramos Guerra fue de los mejores que he escuchado en meses. Inició sus palabras honrando a Carlos Canache Mata, lamentablemente fallecido horas atrás. Recordó pasajes de nuestra hermosa historia partidista, citó a los fundadores una y otra vez poniendo especial énfasis en los valores fundamentales por los cuales entregaron vidas y sacrificios entre ellos el más importante el de la democracia.
Ya en el terreno de lo interno y a propósito del actual debate sobre el candidato presidencial de AD, Ramos Guerra mencionó un discurso pronunciado por Betancourt en 1978 en el cual calificó de histórica la decisión “que fuese su propia militancia, sus hombres y mujeres, quienes eligiesen con sus votos al candidato presidencial”. No podía ser de otro manera en un Partido que nació defendiendo el derecho de todos los venezolanos a votar y que hizo posible por vez primera y para siempre en nuestra historia republicana el voto universal, directo y secreto para toda responsabilidad de carácter electivo.
Que la militancia seleccionase con sus votos al candidato presidencial se hizo estatutario y es así como en los aprobados en Febrero de 1996 se incorporó el artículo 165: “La elección del Candidato Presidencial de Acción Democrática se hará mediante votación directa y secreta, en la cual todos los militantes están en el deber y tienen el derecho de participar”, anticipándose el liderazgo de entonces a lo que luego se hizo norma constitucional. En efecto la Constitución de 1996 establece en su artículo 67: “Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de asociarse con fines políticos, mediante métodos democráticos de organización, funcionamiento y dirección. Sus organismos de dirección y sus candidatos o candidatas a cargos de elección popular serán seleccionados o seleccionadas en elecciones internas con la participación de sus integrantes”
Los estatutos vigentes aprobados en abril de 2022 calcan, en estricto acatamiento a la Constitución y en respeto a nuestra propia historia, el artículo 165 de los precedentes convertido ahora en el 182: “La elección del candidato presidencial de Acción Democrática se hará mediante votación directa y secreta, en la cual todos los militantes están en el deber y en derecho a participar”, estatutos por cierto que fueron consignados en el TSJ junto con dosier que marcó el fin de la judicialización del Partido.
A las puertas de un proceso que por lo menos permitirá a los venezolanos y venezolanas elegir su Presidente -se habla también de la posibilidad de hacerlo con gobernadores y alcaldes- Acción Democrática debe seleccionar su candidato o candidata no solo cumpliendo lo establecido en nuestros estatutos y en la propia constitución nacional sino basado en lo que son valores propios y de los cuales debemos sentirnos orgullosos como el ejercicio de la democracia interna, la defensa del voto y el respeto a los principios que sembraron los padres fundadores.
Siete compañeros, todos con méritos y credenciales suficientes, se han nominado a la fecha como precandidatos presidenciales. Uno será nuestro abanderado y para serlo con total legitimidad nadie duda que debe ser resultado de un proceso en el cual todos los militantes puedan participar.
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