El padre de dos de los cuatro niños indígenas que sobrevivieron a un accidente de avión, fue detenido el viernes 11 de agosto, según informaron las autoridades colombianas. Una tragedia en la que fallecieron su madre y otros dos adultos, y luego sobrevivieron 40 días por su cuenta en la selva de la Amazonía.
Manuel Miller Ranoque, el padre biológico del niño de cuatro años y el bebé de menos de un año, además padrastro de dos niñas de 9 y 13 años, rechazó las acusaciones hechas por sus hijas en su contra.
En una entrevista en un medio nacional afirmó: «Están usando la verdad para amedrentarme y manchar mi nombre, pero quiero dejar claro que estas afirmaciones no tienen fundamento alguno».
Las primeras pistas apuntaban a la posibilidad de delitos sexuales, aunque la falta de fuentes oficiales que confirmaran estos alegatos dejó un sombrío interrogante en el aire. Sin embargo en los últimos meses, una larga batalla legal por la custodia de los niños fue en paralelo con la hazaña de supervivencia que protagonizaron.
En medio de esta tormenta de controversia, Ranoque admitió previamente la existencia de una denuncia en su contra, pero aseguró que las acusaciones carecían de base y se comprometió a demostrar su inocencia frente a las graves imputaciones de maltrato y abuso sexual. «Rechazo categóricamente esas alegaciones falsas», declaró el padre de los menores.
La lucha por la custodia de los niños ha sido el epicentro de la contienda de Ranoque, que argumentó a medios locales que él lideró la búsqueda en la selva. También cuestionó las acciones de los abuelos, quienes optaron por un alojamiento en un hotel, mientras los niños enfrentaban la adversidad.
El abuelo materno, Narciso Mucutuy, presentó acusaciones contra Ranoque, alegando que había ejercido violencia contra la madre de los niños, Magdalena Mucutuy.
Previo a la confirmación de su detención por parte de las autoridades, Ranoque compartió con los medios locales que había surgido una serie de problemas en el entorno familiar. No obstante, enfatizó que consideraba estos asuntos como privados, evitando calificarlos como «rumores» para la opinión pública.
La batalla legal por la custodia de los niños
En julio, se informó que Lesly Mucutuy, Soleiny Mucutuy, Tien Noriel y Cristin Neriman, los cuatro hermanos rescatados en la selva colombiana, fueron dados de alta después de un mes y cinco días de tratamiento médico en el Hospital Militar de Bogotá.
Pero a medida que los niños comenzaron su proceso de recuperación, una batalla legal por su custodia empezó. Los abuelos, Narciso Mucutuy y Fátima Valencia, asumieron la responsabilidad del cuidado de los menores, bajo la supervisión del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
Durante este proceso, la Defensoría del Pueblo veló por la integridad de los niños, garantizando que se respetaran y protegieran sus derechos en todo momento.
Astrid Cáceres, directora del ICBF, compartió en una entrevista radial que este proceso legal de seis meses busca evaluar con meticulosidad la situación de los menores para salvaguardar su bienestar y seguridad. En medio de esta historia conmovedora, la urgencia de enfrentar la realidad del abuso sexual infantil resaltó la importancia de un análisis minucioso y un enfoque hacia la justicia.
«Nos enteramos de la captura del padre de los dos niños menores Mucutuy y creemos que la fiscalía operó del marco legal completo», dijo Astrid Cáceres.
Una historia de esperanza y milagros en la selva colombiana
El viaje de los niños comenzó cuando viajaban junto a su madre desde la aldea amazónica Araracuara hacia la localidad de San José del Guaviare. Sin embargo, su viaje se vio interrumpido cuando el avión, que transportaba a cuatro niños y tres adultos, incluida su mamá quien falleció, experimentó una falla en el motor. La emergencia forzó un aterrizaje de emergencia y marcó el inicio de su lucha por sobrevivir en la selva.
A pesar de los obstáculos, los niños demostraron su ingenio y conocimiento de la selva al alimentarse de semillas y harina de yuca, y al aprovechar su familiaridad con las frutas tropicales. Pertenecen al grupo indígena Huitoto y su capacidad de adaptación fue crucial para su supervivencia.
Después de varios días de búsqueda intensiva, finalmente se localizó el avión accidentado en lo profundo de la selva colombiana. Los cuerpos de los adultos que iban a bordo fueron recuperados, pero los niños no se encontraban en el lugar. El espíritu de búsqueda, tanto por parte del Ejército colombiano como de las comunidades indígenas fue fundamental en el éxito de esa operación de rescate única en la conocida «Operación Esperanza».
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