La preservación del Parque Nacional Península de Paria y de las especies protegidas de tortugas marinas que desovan en el extremo oriental del estado Sucre, cuentan ahora con Bancamiga que ha extendido su apoyo a los esfuerzos de conservación que realizan organizaciones como Provita, junto al Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo (Minec) e Inparques.
“Bancamiga está colaborando para apoyar a los guardaparques, dando un aporte que sirve para continuar el patrullaje y la supervisión del parque. Ellos recorren la montaña, el pueblo de Macuro y las playas de anidamiento, y nos avisan de los ilícitos para controlar, para reportar, para tener una idea de cómo está el ambiente y proteger el extraordinario ecosistema”, explicó Clemente Balladares, coordinador del Programa de Conservación del Minec e Investigador asociado de Provita.
Desde el año 2021 se logró que el Parque Nacional Península de Paria se resguardara mediante el sistema de Defensa Global del Parque (GPD, por su sigla en inglés), una tecnología de Global Conservation diseñada para combatir la tala y la cacería furtiva de vida silvestre.
Las playas de Sucre en las que se refugian especies amenazadas como la tortuga carey, la tortuga verde y la tortuga cardón, están franqueadas por un exuberante macizo de montaña, cuya flora y fauna son parecidas a las de la Guayana venezolana. La montaña se levanta desde el mar, alcanzando su máxima altitud a los 1.371 msnm.
Los guardaparques dedicados a Paria vigilan 892 kilómetros cuadrados con el software en sus teléfonos, que les facilita georreferenciar los recorridos, reportar hallazgos e ilícitos, y actuar en caso de que sea necesario, desarmando trampas para capturar especies.
De acuerdo con Balladares, los trabajos de conservación que han realizado en la zona por dos décadas han permitido reducir a 5% el número de nidos saqueados de tortugas marinas. Para contribuir con esta labor exhortó a los habitantes y visitantes del estado Sucre a no consumir huevos de tortugas y a contactar a organizaciones competentes cuando se encuentren con un desove, para que envíen a un especialista a atender el nido. Además, las personas no deben tocar los huevos por ningún motivo.
“Hay que evitar la depredación. Si se evita la depredación, los peces florecen y si los peces florecen eso tiene beneficios al ecosistema. El pescado que comemos depende de las tortugas marinas. ¡Es increíble!”, remató.
El investigador estima que, gracias a las iniciativas de conservación, en el extremo oriente del país anualmente hay un promedio de 150 nidos de tortugas carey, a los que se suman los de otras especies de estos reptiles. “Es un número bueno. Esto es lo que estamos protegiendo”.
Bancamiga, como empresa socialmente responsable y comprometida con el desarrollo sustentable, apoya propuestas que impactan positivamente en el entorno y contribuyen a la sostenibilidad ambiental.
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