La cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial convocada por Francia con la participación de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno culminó este viernes con un diálogo de alto nivel y una conferencia de prensa.
En la segunda y última jornada del foro con sede en el Palacio de la Bolsa de París, el programa arrancó temprano en la mañana con un prólogo sobre las pistas a seguir tras el encuentro, enfocadas desde los criterios de personalidades y dirigentes de organizaciones públicas y privadas.
Entre los oradores de esta primera parte de la cumbre estuvo el presidente de la COP 28, Sultan Ahmed Al Jaber, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, la directora general de la Organización Mundial de Comercio, Ngozi Okonjo-Iweala, y el presidente de la Fundación Rockefeller, Rajiv Shah.
A las 09:15, hora local, y hasta el mediodía sesionó el segmento de clausura con una foto de familia, la presentación de las conclusiones de las seis mesas redondas realizadas ayer, un diálogo de alto nivel y una rueda de prensa encabezada por el mandatario anfitrión, Emmanuel Macron.
La víspera, la cumbre fue escenario de los llamados a transformar el actual orden financiero internacional en un sistema más justo y solidario, de cara a desafíos de la humanidad como la pobreza y el cambio climático.
Cumbre: Actual arquitectura financiera está en crisis
El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió en la cumbre que la actual arquitectura financiera está en crisis, es obsoleta, disfuncional e injusta, y no responde a un mundo multipolar, situación agravada por la pandemia de la Covid-19 y el conflicto en Ucrania.
Los países ricos pueden generar la liquidez necesaria para relanzar sus economías, capacidad que no tienen las naciones en desarrollo, las cuales enfrentan la disyuntiva de pagar las deudas o atender los problemas básicos de la población, lo cual genera una secuela terrible en varias generaciones, señaló.
Por su parte, la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, resaltó en la cumbre la urgencia de actuar en los profundos cambios, y el riesgo de la inacción o de ir lento.
No estamos solo pidiendo dinero, lo que demandamos es una transformación de la gobernanza financiera, porque el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional se fundaron cuando nuestros países no existían, manifestó.
En su condición de presidente del Grupo de los 77 más China, el jefe de Estado de Cuba, Miguel Díaz-Canel, denunció las nefastas consecuencias del orden financiero vigente para las naciones en desarrollo, lo que ilustró con ejemplos como la duplicación de su deuda externa en la última década y el hecho de que tuvieran que destinar casi 380 mil millones de dólares de sus reservas para defender sus monedas.
“Nuestros pueblos no pueden y deben seguir siendo laboratorios de recetas coloniales y de renovadas formas de dominación que emplean la deuda, la arquitectura financiera internacional actual y las medidas coercitivas unilaterales para perpetuar el subdesarrollo e incrementar las arcas de unos pocos a expensas del Sur”, sentenció.
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