Miles de toneladas de basura quedaron sin recoger en las calles de distintos barrios de París, Francia, tras ocho días de la huelga de los recolectores contra la reforma de pensiones planificada por el Gobierno de Emmanuel Macron.
Según los reportes de los medios locales, 5.600 toneladas de basura se han acumulado en las aceras de algunas zonas de la ciudad.
Por su parte, usuarios de redes sociales publicaron fotos y videos de la situación en la calles, que incluso se han vuelto inaccesibles por el insoportable hedor. Mientras otros han criticado al Gobierno con una serie de memes que muestran a Macron o a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, sobre montañas de basura en las vías.
Ante el aumento del volumen de residuos en las aceras de la capital francesa, con contenedores desbordando y bolsas de basura por el suelo, los residentes parisinos empiezan a mostrar su preocupación debido a que esta situ
Al respecto, algunos políticos de la oposición denunció el riesgo sanitario que esto supone. El consejero de la región de París, Pierre Liscia, advirtió en una entrevista con el canal BFM que las ratas «son peligrosas para el ser humano» y recordó que la Academia Francesa de Medicina indicó en un informe que «la rata sigue siendo una amenaza para la salud humana debido a las numerosas zoonosis que pueden transmitir sus exoparásitos, sus excrementos, sus mordeduras o sus arañazos».
París insportable
Las huelgas de recolectores de basura también interrumpieron el servicio en las localidades de Antibes, Auch, Béthune, Cherbourg, Le Havre, Libourne, Metz, Nantes, Niort, Orleans y Saint-Brieuc.
En su aviso de huelga renovable, la CGT recuerda que actualmente los recolectores de basura y los conductores pueden reclamar la jubilación a los 57 años sin bonificación, edad que se retrasa a los 59 años en caso de que se apruebe la reforma de las pensiones.
«Dos años más de trabajo serían, para una gran parte de nosotros, el riesgo de morir antes de la jubilación, o poco después», señaló a BFMTV François Livartowski, secretario de la rama de la CGT que representa a los trabajadores de los servicios públicos, incluidos los recolectores de basura.
De acuerdo con la organización, «la gran mayoría del personal en la gestión de la limpieza y el agua tiene una esperanza de vida de 12 a 17 años menos que todos los empleados».
Murielle Gaeremynck, de 56 años, ha trabajado dos décadas como recolectora de basura y comentó al medio Sudouest algunos de los problemas por los que atraviesan durante su trabajo, lamentando que la pensión que recibirá al jubilarse será insuficiente.
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