La mujer considerada actualmente como la más longeva del mundo, la monja francesa Lucile Randon (conocida también como hermana André), murió a sus 118 años en una residencia de ancianos en Toulon (Francia), a menos de cuatro años de superar la edad de fallecimiento más elevada jamás registrada (122 años).
Nacida el 11 de febrero de 1904 en Alès (sudeste de Francia), Randon se había convertido en la segunda persona francesa y europea más longeva de la historia, así como la monja más anciana que jamás había vivido, según un comunicado de Guinness World Records publicado tras su muerte, ocurrida en la madrugada del martes.
La mujer trabajó como institutriz para familias adineradas en París antes de bautizarse cristiana a los 26 años, y se dedicó al cuidado de los niños durante la Segunda Guerra Mundial, tarea que continuaría durante 28 años después del conflicto, en el hospital de la ciudad de Vichy.
A los 41 años, entró en la orden de las Hijas de la Caridad, donde adoptó el nombre de hermana André, en honor a uno de sus tres hermanos.
La hermana André -que ya había vivido la epidemia de gripe española en 1918- se contagió de covid-19 en enero de 2021, lo que la convirtió también en la superviviente del virus con mayor edad.
La mujer habitaba desde 2009 en Toulon, en la que estaba reconocida como ciudadana de honor desde 2019.
«Nuetra ciudad de Toulon pierde a una toulonesa de corazón», escribió en su cuenta de Twitter el alcalde de la ciudad, Hubert Falco, al conocer la noticia de su fallecimiento.
«Francia ha perdido a una religiosa de gran corazón, que compartía con generosidad su experiencia vital (…). Por mi parte, pierdo a una mujer a la que estimaba profundamente», añadió Falco.
Lucile Randon muere a menos de un mes de celebrar sus 119 años y tan solo a cuatro años de convertirse en la mujer más anciana de la historia, un título que ostenta la francesa Jeanne Louise Calment, que vivió hasta los 122 años y falleció en 1997.
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