El gobierno de extrema derecha liderado por Giorgia Meloni, la primera mujer en este cargo en Italia, prestó juramento el sábado por la mañana ante el presidente de la República, Sergio Matarella.
Durante la ceremonia, que tuvo lugar en el Palacio del Quirinal en Roma, Meloni y sus 24 ministros juraron uno por uno «respetar la Constitución y las leyes».
El traspaso de poderes entre Mario Draghi y Giorgia Meloni y la primera reunión del consejo de ministros en el Palacio Chigi, la sede del gobierno, tendrá lugar el domingo a las 8:30 de la mañana.
Poco después de su nombramiento como primera ministra el viernes, Meloni publicó un tuit donde presentaba a su gobierno como «un Ejecutivo de alto nivel que será capaz de trabajar rápidamente para responder a las emergencias de la nación y de sus ciudadanos».
Una romana de primera
La mujer romana de 45 años obtuvo una histórica victoria en las legislativas del 25 de septiembre y consiguió «desdemonizar» su partido Hermanos de Italia para acceder al poder exactamente un siglo después del ascenso del dictador fascista Benito Mussolini, de la que fue admiradora.
Gracias a su coalición con la Liga, la formación ultraderechista y antimigración de Matteo Salvini, y con la declinante Forza Italia de Silvio Berlusconi, Meloni dispondrá de mayoría absoluta tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.
El sábado, los nombres y nuevos rostros del gobierno abrían los periódicos nacionales.
Los desafíos de Meloni
Una lista de veinticuatro ministros, entre ellos seis mujeres, que refleja el deseo de Meloni de tranquilizar a los socios de Roma, inquietos ante la llegada al poder de un país fundador de la Unión Europea del gobierno más a la derecha y euroescéptico desde 1946.
La designación como ministro de Relaciones Exteriores y viceprimer ministro de Antonio Tajani, expresidente del Parlamento Europeo y miembro de Forza Italia, fue celebrada por el presidente del Partido Popular europeo, el alemán Manfred Weber, como «garantía de una Italia proeuropea y atlantista».
Otro guiño a Bruselas fue la designación de Giancarlo Giorgetti, representante del ala moderada de la Liga y ministro con Mario Draghi, al frente de la crucial carpeta de Economía.
Matteo Salvini también recibió el cargo de viceprimer ministro, pero tendrá que conformarse con el Ministerio de Infraestructuras y Transportes en vez del de Interior que deseaba.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, felicitó el sábado a Meloni y dijo que esperaba una «cooperación constructiva» con su gobierno.
Talentosa oradora, esta cristiana conservadora, hostil a los derechos LGTB+ y con el lema «Dios, patria, familia» ha prometido no tocar la ley que autoriza el aborto.
Su gobierno se tendrá que concentrar ante todo en los numerosos desafíos, especialmente económicos, que tiene por delante.
La inflación en el país peninsular aumentó en septiembre 8,9 por ciento interanual y la economía puede entrar en recesión técnica el próximo año, igual que Alemania.
Pero los márgenes de maniobra de Roma están limitados por una enorme deuda de 150 por ciento del producto interior bruto, la proporción más alta de la zona euro después de Grecia.
La primera ministra, notoriamente euroescéptica, renunció a promover una salida de la zona euro, pero prometió defender con más fuerza los intereses italianos en Bruselas.
El crecimiento italiano dependerá también de los cerca de 200 mil millones de euros (unos 195 mil millones de dólares) de subvenciones y préstamos acordados por la UE en el marco de su fondo de reactivación pospandemia.
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