En un duelo que agrandó su extraordinario legado, Serena Williams fue eliminada este viernes por la australiana Ajla Tomljanovic en la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos y, con lágrimas en los ojos, dijo que no piensa replantearse su retirada.
En el tercer capítulo de su semana mágica en Flushing Meadows (Nueva York), Williams batalló hasta el final salvando hasta cinco pelotas de partido ante Tomljanovic, que se impuso después de tres horas de batalla por 7-5, 6-7 (4-7) y 6-1.
La estadounidense, que cumplirá 41 años el 26 de este mes, dio por terminada casi tres décadas de una carrera iluminada con 73 títulos, 23 de ellos de Grand Slam.
Serena se quedó a solo un trofeo grande de igualar el récord de Margaret Court, por el que peleó en cuatro finales perdidas entre 2018 y 2019, cuando ya había dado a luz a su hija Olympia.
«Todo empezó con mis padres», dijo Williams recordando los esfuerzos que pasaron para formar a dos campeonas en las inseguras canchas públicas de Compton, un suburbio de Los Ángeles.
«Ellos se lo merecen todo. Estoy muy agradecida», afirmó.
«Y no sería Serena si no existiera Venus, así que gracias, Venus. Ella es la única razón por la que Serena Williams ha existido», dijo sobre su hermana mayor, con quien ganó 14 trofeos de Grand Slam en dobles y tres medallas de oro olímpicas.
«No lo creo… pero nunca se sabe», respondió con una sonrisa enigmática.
Serena Williams será una eterna reina
Compañeras tenistas y personalidades enviaron mensajes de felicitación a Serena, cuya figura trascendió el deporte hasta ser durante años un ícono por la igualdad racial y de género.
«Felicidades por una carrera increíble. Qué suerte hemos tenido de ver a una joven de Compton crecer hasta convertirse en una de las mejores atletas de todos los tiempos», dijo su amiga y ex primera dama Michelle Obama.
Tras un año de inactividad, Williams maravilló esta semana al mundo con dos asombrosas victorias en el US Open ante la montenegrina Danka Kovinic y la estonia Anett Kontaveit, toda una número dos del ranking mundial.
Si el viernes hubiera culminado la remontada ante Tomljanovic se hubiera convertido también en la tenista más veterana en disputar unos octavos de un Grand Slam desde el inicio de la era Open en 1968.
El viernes, sin siquiera 24 horas de descanso tras su derrota en dobles con Venus, a Serena le falló su mejor arma, el servicio, en el primer set, que cedió por primera vez en el torneo.
Herida en su orgullo, y avistando el final, el implacable espíritu combativo de la estadounidense comenzó a brotar en el segundo set.
Sin importarle desperdiciar cuatro pelotas de set, Serena se impuso en un ‘tiebreak’ de alta tensión, el territorio que domina mejor que nadie, y forzó la manga de desenlace en una Arthur Ashe que había entrado en erupción.
La estadounidense alargó el sueño rompiendo el servicio de Tomljanovic en el primer juego pero las fuerzas se le escapaban frente a una rival 12 años menor.
Serena no se marchó, sin embargo, sin un último recordatorio de que la rendición nunca estuvo en su diccionario.
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