La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, aterrizó este martes en Taiwán, ignorando las amenazas chinas de represalias en caso de que la visita a la isla se llevase a cabo.
Se trata del primer arribo a la isla de un político estadounidense de tan alto rango en los últimos 25 años. Si bien inicialmente el itinerario oficial de la gira asiática de Pelosi incluía solo Singapur, Japón, Corea del Sur y Malasia, diversos medios estadounidenses y taiwaneses informaron, citando a fuentes gubernamentales, que la visita a Taiwán sí se llevaría a cabo.
Nancy Pelosi en Taiwan
Las imágenes de la televisión mostraron a la legisladora, de 82 años, a su llegada al aeropuerto Songshan de Taipéi, donde fue recibida por el ministro taiwanés de Relaciones Exteriores, Joseph Wu.
Un comunicado del equipo de la dirigente Demócrata, del mismo partido que el presidente Joe Biden, y tercera figura en la jerarquía política de Estados Unidos, indicó que la visita muestra el «apoyo incondicional» de Estados Unidos a la isla y que esta «no contradice» la política de Washington hacia China.
Pekín, que considera a Taiwán como una provincia rebelde, fustigó por su lado las acciones «extremadamente peligrosas» de Estados Unidos.
Con miras a la llegada de Pelosi, las tensiones entre Washington y Pekín han ido en aumento, generando fuertes protestas por parte de las autoridades chinas. En particular, el presidente de China, Xi Jinping, manifestó el jueves durante una conversación telefónica con el presidente estadounidense Joe Biden que «los que juegan con fuego se prenderán fuego a sí mismos», al calificar la visita como interferencia en los asuntos internos de la nación asiática.
Por su parte, Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, advirtió este lunes que el Ejército de su país «no se quedará de brazos cruzados» si la presidenta de la Cámara de Representantes visita finalmente la isla, y subrayó que ello «conduciría a un impacto político atroz». El viernes, el vocero advirtió de «contramedidas decididas» si EEUU desafía las «líneas rojas» de la nación.
Pekín considera a Taiwán como parte irrenunciable de su territorio, e insiste en que cualquier negociación con la isla que pase por encima del Gobierno central viola el principio clave de su política de una sola China. La mayoría de los países, incluida Rusia, reconocen a la isla como parte integral de la República Popular China.
Aunque Washington no reconoce a Taiwán —que se autogobierna desde 1949 con una administración propia, como país independiente—, mantiene una política de ambigüedad estratégica hacia la isla, reservándose el derecho a mantener relaciones especiales con Taipéi, que, en su opinión, toma sus propias decisiones.
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