El James Webb puede haber sufrido daños irreparables en uno de sus espejos, pero sigue produciendo imágenes que hasta ahora eran inimaginables. La que veis sobre estas líneas no se la esperaba nadie: una asombrosa foto de la famosa Galaxia del Abanico con un detalle tan absolutamente increíble que parece generada por ordenador.
La ha obtenido Grabiel Brammer — profesor asociado del Centro del Amanecer Cósmico en el Instituto Niels Bohr de la Universidad de Dinamarca — directamente del torrente público de datos del telescopio espacial, accesible gratuitamente por cualquier astrónomo o aficionado del mundo.
Qué es esta maravilla del James Webb
Brammer ha creado esta imagen de la galaxia Messier 74 o NGC 628 a partir de los datos sin procesar de tres de los filtros del instrumento MIRI (instrumento del infrarrojo medio en sus siglas en inglés) y ha dejado a los astrónomos sin palabras una vez más. El propio Bremmer acompañaba la imagen con un escueto “vamos a ver lo que el JWST observó ayer… oh, dios mío”. La científica Janice Lee — del Observatorio Gemini — tampoco podía ocultar su asombro ante la capacidad del telescopio espacial: “Estamos bebiendo de una manguera de bombero”, decía en Twitter.
Esta galaxia espiral es uno de los objetos favoritos de astrónomos profesionales y amateur de todo el mundo porque su eje vertical es perpendicular al plano de observación terrestre. Esta visión la convierte en un pozo de información sin fin, según dicen los astrofísicos, ofreciendo una visión sobre la formación de sistemas estelares en diferentes puntos de los múltiples brazos de esta psicodélica galaxia, que giran en sentido contrario a las agujas del reloj. Este nivel de detalle abre la puerta a un nuevo entendimiento del cosmos, con nuevos datos que ayudarán a producir una visión del universo más cercana a la realidad.
Otro científico — la profesora de astronomía de la Universidad de Kansas Allison Kirkpatrick — publicó la comparativa que podéis sobre estas líneas y que claramente muestra el salto hiperespacial que representa el James Webb en la investigación del cosmos. A la izquierda se ve la nueva imagen del Webb. A la derecha, la mejor imagen de M74 hasta ahora, obtenida por el telescopio Spitzer, ya retirado. Y bajo estas líneas también se puede ver la diferencia con una imagen óptica obtenida por el European Southern Observatory.
Emociona pensar que esta nueva imagen publicada por sorpresa es solo una más de un breve preludio. Las imágenes publicadas hace varios días supusieron ya un gran impacto. Incluso la pequeña imagen infrarroja de Júpiter ha servido para demostrar la sorprendente sensibilidad de sus instrumentos aunque, como dice la propia NASA, no es su función y obviamente no puede competir con el abrumador detalle de las imágenes y datos capturados por la misión Juno, en órbita en estos momentos sobre el gigante gaseoso más grande del sistema solar.
Miedo a que el sueño termine
Está claro que los 11.000 millones de dólares y los 20 años de trabajo y dolores de cabeza están obteniendo resultados mucho más allá de lo que los astrónomos de todo el mundo esperaban. Y eso a pesar del daño irreparable en uno de los segmentos del telescopio, producto de una colisión inesperada con un micrometeorito.
Un impacto que — como decíamos ayer — es mucho más serio de lo que se esperaba y ha causado daños significativos que no se pueden reparar ni compensar con un realineamiento de espejos. Lo más preocupante es que, según la NASA, el ritmo de impacto de partículas espaciales supera las simulaciones y el telescopio espacial parece correr más peligro de lo que habían previsto.
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