Kylian Mbappé, el jugador con el que sueña el madridismo, se convirtió en esta noche parisina en su pesadilla en los octavos de final de la Liga de Campeones al marcar el único gol de su equipo para vencer a un desconocido Real Madrid solamente 1-0.
Su gol en el descuento fue el clímax del recital en el que trajo a maltraer a la defensa de la casa blanca, que se salvó de una peor suerte gracias al acierto de Thibaut Courtois, quien fue el héroe merengue hasta ese momento firmando varias paradas, incluido un penalti a Leo Messi provocado por el propio Mbappé.
El francés, que no ha renovado su contrato con el PSG y que muchos sitúan ya en el Madrid, demostró que sigue con la cabeza puesta en su actual equipo y que su determinación es ganar la Liga de Campeones con el PSG.
Hasta 22 remates firmó el equipo local que buscó salir con más ventaja del primer envite entre dos de los más grandes equipos del continente. Lo mejor para el Madrid fue el resultado, remontable en la vuelta, aunque los blancos la afrontarán sin Casemiro y Mendy, amonestados y que se perderán la vuelta de esta eliminatoria.
Mbappé, coreado por los pocos madridistas que acudieron al estadio al inicio del encuentro, les amargó la noche con constantes ocasiones de peligro, mucho más inspirado que Messi, lejos de su nivel habitual. Fue el estilete del dominio francés, en todas las líneas, con una victoria táctica de Pochettino sobre Ancelotti, atenazado en su esquema, sin recursos para responder a uno de los mejores partidos del PSG esta temporada.
No funcionó nada en el Madrid. El centro del campo que tantas alegrías les ha dado, se vio superado. Se le marchó el partido por la izquierda, el reino de Mbappé, aclamado por los 2.000 aficionados madrileños antes del inicio del partido, pero temido cuando este empezó.
El galo provocó murmullos en la grada, arma la pierna, encara, levanta los brazos y el Parque de los Príncipes abre bien los ojos porque siente peligro. Una sensación que ya no provoca Messi, que parece que ha perdido la magia del último toque que le forjó su gloria.
El miedo lo provoca ahora el joven campeón del mundo, que convirtió Carvajal en una lateral más del montón, obligado a achicar en cada momento, desbordado en un par de ocasiones que pudieron acabar en gol. A los 5 minutos le envió alta la bola Di María y a los 18 el propio Mbappé se encontró con un inspirado Courtois.
El Madrid estaba a la merced de un PSG que, contrario a su costumbre contra rivales grandes, llevó el peso del duelo, aunque solo con la cuchilla de Mbappé pudo hacer sangrar la zaga blanca. No fueron ocasiones claras, pero apenas asomaron en el área rival. Ni un tiro a puerta y solo un córner en el tramo final -que Casemiro cabeceó desviado-, en el que fue uno de los periodos más pobres de los madridistas en Europa.
Los de Ancelotti aguantaron, lo que no era una mala noticia sabiendo que el veredicto se dictará en tres semanas en el Bernabéu. Lo empeoró la amarilla que vio Casemiro por una entrada a Verratti, que le impedirá jugar en la vuelta, por lo que el Madrid pierde a una de sus piezas maestras en el centro del campo.
Kylian siguió abusando de Carvajal y a la hora de juego se escapó del defensa, que le derribó en el área. Messi lanzó el penalti y agrandó la leyenda de un Courtois decidido a dejar intactas las opciones de su equipo de cara a la vuelta.
El argentino no tiene suerte en los penaltis en el Parque de los Príncipes, donde ya falló uno con el Barcelona. Autor de cinco goles en otros tantos partidos en Europa este año, el 10 de la albiceleste sigue sin estar a la altura de su prestigio desde su llegada a Francia.
La grada flaqueó y Pochettino decidió reactivarla poniendo en el cargador la bala que se había guardado, Neymar Jr., dos meses y medio ausente, teñido de rubio platino para su retorno, jaleado por una grada para la que nada es suficiente.
El brasileño provocó una falta en el borde del área que suponía otra ocasión para que Messi se reconciliara con la grada. Pero no era la noche del argentino. Era la de un Mbappé que se consagró ante el que puede ser su futuro equipo.
Cuando el partido parecía morir y dejaba el empate 0-0 en el marcador, Neymar tomó la pelota, asistió al galo con un taco y este volvió a encarar por la derecha (entre dos hombres) para dejar atrás a su marca y definir con clase entre las piernas de un Courtois que no pudo salvar la última jugada y tuvo que resignarse a ver como todo el Parque de los Príncipes aclamaba a un solo hombre: Kylian Mbappé.
Mbappé celebró el triunfo en el minuto 90 de su equipo, el París Saint Germain ante un desconocido Real Madrid.
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