El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, anunció hoy el inicio de la retirada de las tropas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) a partir del jueves y una serie de medidas para aplacar el descontento ciudadano tras las violentas protestas contra el régimen del país.
«La principal misión de las fuerzas de pacificación de la OTSC ha concluido con éxito. En dos días comenzará la retirada gradual de las unidades. El proceso no se prolongará más de diez días», señaló ante el Parlamento kazajo en una videoconferencia desde el palacio presidencial Akorda.
Salida de más de dos mil soldados extranjeros
Tokáyev solicitó el pasado día 5 ayuda a la OTSC, liderada por Rusia y formada también por Armenia, Bielorrusia, Kirguistán y Tayikistán, además de Kazajistán, para reprimir la «amenaza terrorista» en el país, como ha calificado las protestas que comenzaron el día 2, inicialmente por la duplicación del precio del gas licuado, utilizado como una alternativa barata a la gasolina.
En lo que es su primera intervención en otro país miembro en veinte años, la OTSC envió 2.030 soldados a Kazajistán, la mayoría de Rusia.
Las manifestaciones, provocadas por el descontento con las élites económicas y políticas y la corrupción, devinieron en disturbios y fueron reprimidas por las fuerzas kazajas en una operación «antiterrorista», con un balance hasta el momento de 160 muertos y casi 10.000 detenidos.
Nursultán intenta justificar la represión y la presencia de la OTSC en Kazajistán por la «amenaza terrorista» al país, ya que asegura que los manifestantes son «terroristas internacionales», aunque no ha presentado pruebas.
Tokáyev, que insiste en que se ha evitado un «intento de golpe de Estado», ha asegurado que se trata de insurgentes procedentes «mayoritariamente de Asia Central, Afganistán y también de Oriente Medio» y que presentará pruebas a la comunidad internacional.
Este martes indicó que, de no haber recurrido a la OTSC, el Gobierno podría haber perdido «por completo el control sobre Almaty (…)», principal foco de las protestas y la mayor ciudad y centro financiero del país».
«Habiendo perdido Almaty, habríamos perdido la capital, y luego todo el país», enfatizó.
Críticas al aparato de seguridad y estatal
El líder kazajo criticó el proceder de algunos en el aparato de seguridad durante las protestas.
«No todos cumplieron su deber. En una serie de ciudades los jefes de los Departamentos de Seguridad Nacional (…) abandonaron sus sedes, dejando allí armamento y documentación secreta», dijo.
Hasta ahora se han iniciado 412 investigaciones prejudiciales, incluido por acto terrorista y homicidio. Entre otros fue detenido por alta traición el exjefe del Comité de Seguridad Nacional (CSN) de Kazajistán Karim Masímov.
Un equipo especial de investigación debe esclarecer todos los detalles de lo ocurrido, afirmó Tokáyev.
El presidente kazajo consideró necesario mejorar las fuerzas de seguridad en términos cualitativos y cuantitativos, como el reforzamiento de la Guardia Nacional, el aumento de unidades especiales y una subida de los salarios, además de un incremento de la capacidad de defensa de las Fuerzas Armadas.
Oligopolio en el foco
Tokáyev también criticó la estructura estatal actual del país, al afirmar que éste «favorece más al oligopolio en la economía bajo el principio de «todo (el dinero) primero a amigos».
Admitió que los beneficios del país rico en recursos naturales (petróleo, gas y uranio) no llegan a la población.
«Las grandes empresas disfrutan de privilegios especiales, eliminan la competencia y obstaculizan la implementación de reformas», sostuvo.
«Shal, ket» (Viejo, vete) fue la semana pasada uno de los gritos de guerra de los manifestantes dirigidas al padre de la nación, Nursultán Nazerbáyev, que dirigió el país durante 30 años, y cuya familia tiene vastos intereses económicos.
Medidas sociales contra el descontento
Para tratar de aplacar el descontento ciudadano, Tokáyev ordenó al Gobierno, cuyo nuevo primer ministro, Aliján Smaílov, fue aprobado hoy por el Parlamento, que establezca un programa para «aumentar los ingresos de la población en dos meses».
Además pidió la creación de un fondo social público que solucione «los problemas reales en los ámbitos de la sanidad, la educación y la ayuda social».
Asimismo, instó a las grandes empresas invitadas a Kazajistán por Nazarbáyev a contribuir anualmente al Fondo para el Pueblo de Kazajistán que será creado en el país.
Tokáyev también instruyó al Gobierno que reestructure las actividades del Banco de Desarrollo de Kazajistán, que, dijo, «se ha convertido en un banco personal para un círculo selecto de personas que representan a grupos financieros, industriales y de la construcción».
A su vez ordenó aumentar el nivel de responsabilidad de las estructuras de poder en la toma de decisiones, declaró una moratoria al aumento salarial para los miembros del Gobierno, gobernadores regionales y diputados, y una reforma de la Administración Pública.
Por último, anunció que en septiembre presentará un nuevo paquete de reformas políticas en coordinación con la sociedad y expertos.
«En general, ha llegado el momento de la transformación de las relaciones entre el Estado y la sociedad. Necesitamos un nuevo formato de contrato social», enfatizó.
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