Cambio y confianza van de la mano para el 90% de los venezolanos, y también van por partes. Algunos desean cambiar todo y recuperar toda la confianza de una sola vez. Tiene razón; pero esto no es realista.
En mi artículo anterior criticaba al gobierno por exigir el Carnet de la Patria para acceder a la vacuna. Cierto es que durante los primeros meses de este año los únicos vacunados fueron los jerarcas y muy allegados al régimen y que, cuando recién apareció el primer gran lote de vacunas, parecía que se pediría dicho carnet. Esto último me consta porque a un amigo personal, ex Vice Ministro de Hugo Chávez, hablando con una amiga de él, actual Ministra, sobre la posibilidad de vacunarse, ella le preguntó “si tenían el Carnet de la Patria”. Por lo que él se molestó y declinó el “favor”. Sin embargo, nueva información nos hace ver que se está vacunando a dos tipos de ciudadanos: a los que no tiene el ignominioso carnet, y a los “llamados” a vacunarse.
Como evidencia de este afinamiento de criterios, quiero resumir a continuación un email que me envió, a raíz de mi artículo, una apreciada amiga sobre su experiencia, a quien le agradezco que sus palabras me hayan permitido reconocer que debía revisar mi opinión del gobierno, para mejor. Me decía mi amiga:
“Quería compartir contigo mi experiencia… al asistir al «operativo de vacunación en el Hotel Alba. Llegamos a las 5 am y ya había muchísima gente. Se organizaron 4 colas: la del personal de salud; los menores de 60 años; los convocados por mensaje de texto para ese día; y los mayores de 60 años. Los que fueron convocados por mensaje de texto, eran en su mayoría simpatizantes del PSUV y trabajadores de la administración pública (valga la redundancia).
Le dieron prioridad a las personas en silla de ruedas y a las religiosas. También pasaron más rápido los que habían sido citados por el Sistema Patria y el personal del área de salud. La cola que menos se movía era la nuestra, la de la tercera edad. Una señora muy mayor perdió el conocimiento a las 2 de la tarde y la trasladaron a un centro asistencial. Estuve afuera, hasta las 3, cuando logramos entrar al hotel. ¡No nos pidieron el carnet de la patria!
Adentro, el proceso era más fluido y organizado. Las vacunas las iban sacando poco a poco para evitar que se rompiera la cadena de frío… Después de vacunado, te sientan en otro lugar para darte una charla… sobre qué esperar como reacción,… Nos dieron 2 pastillas de Paracetamol por si teníamos malestar. A la salida pusieron… himnos con loas a la revolución y al comandante”.
Ante la deferencia de mi amiga por escribirme, le respondí inmediatamente: “Gracias por ponerme a pensar. Pareciera que la realidad se ubica en algún punto intermedio entre el extremo de la discriminación y el del acceso igualitario. Cierto es que en muchos programas sociales previos se ha discriminado contra los no inscritos en el Sistema Patria. Pero, ojalá estén aprendiendo”.
Este cambio, para mejor, se puede añadir a la lista del cambio de los rectores del CNE; a la liberación de precios, del cambio y el consiguiente reabastecimiento; la aceptación del Programa de Alimentos, que incluye administradores de las Naciones Unidas; el haberle otorgado casa por cárcel a los presos por el caso Citgo; el manejo del programa de vacunación conjuntamente con la Covax; algunas devoluciones de propiedades expropiadas o privatizaciones totales o parciales; y a las negociaciones de alto nivel político facilitadas por expertos noruegos en búsqueda de nuestra redemocratización.
Como ninguno de estos cambios es perfecto ni total, lo mismo pasa con la recuperación de la confianza que pueden producir. Se trata de que “esto es lo que hay” y de que necesitamos escoger entre negar esos cambios o aceptar que están sucediendo, aunque sea paso a paso. Esta realidad, aunque imperfecta, es mucho mejor que el infierno del 2014 al 2018.
Para convencernos de que necesitamos desarrollar una actitud positiva sobre los cambios imperfectos y la recuperación por cuotas de la confianza, veamos el caso de la vacunación gratuita que ofrece el gobierno desde el punto de vista de la reducción al absurdo: ¿Sería Ud. capaz de no vacunarse y arriesgar hasta su vida simplemente porque la vacuna la pone el gobierno de NM, o porque Ud. no puede elegir la vacuna que quiere (todas son buenas) ni ponérsela en cinco minutos en un Walmart o CVS? No tiene sentido. Para alcanzar el todo, hay que comenzar por las partes, ocupando cada espacio que se nos presente disponible. Así y todo, no podemos dejar de sospechar que el gobierno revierta algunos de estos avances; por ejemplo, que exija que, para ponerse la segunda vacuna, debe inscribirse en el Sistema Patria para que lo “llamen”. Esto sería un chantaje. Moraleja: Aprovecha los avances y organízate para poder protestar duro e infringir costos al gobierno por los retrocesos.
@joseagilyepes
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