Días atrás, en Maracay, enfrascados en una discusión acerca del cómo constituir una plataforma unitaria de cara a las elecciones regionales y municipales que haga posible derrotar a los candidatos del oficialismo, una de las participantes preguntó: “diputado, ¿por cuántos votos se gana una elección?”. Varios de los asistentes cruzaron miradas de asombro por la pregunta que seguramente les pareció tan tonta como obvia fue la respuesta: “por un voto”.De inmediato y con mucho énfasis vino la advertencia que tantos se empeñan en ignorar: “entonces cada voto cuenta y todos somos necesarios”.
Cada voto cuenta y todos somos necesarios si en verdad queremos que Venezuela cambie prontamente por la vía electoral y en paz.
Temprano hoy, uno de nuestros más destacados líderes opositores me escribió “en efecto hay que aglutinar a todos” a mi planteamiento que nuestras posibilidades de triunfar en cualquier elección venidera pasa por la capacidad de presentar formulas unitarias a lo que sumo un programa realizabledesde gobernaciones y alcaldíaspara enfrentar la gravísima crisis que nos azota y un voluntariado bien formado para cuidar los votos en las mesas.
Designado el Consejo Nacional Electoral, publicado el cronograma que contempla la inscripción de candidatos a gobernadores, alcaldes, diputados regionales y concejales a partir del 9 de agosto y establecido el 21 de noviembre como día en el cual mas de veinte millones de venezolanos estamos llamados a acudir a las urnas, comienza un tiempo de definiciones prontas. En el caso de quienes promovemos una Venezuela distintason tres las posiciones que ahora cuentan: unos que creemos en el valor del voto y en la posibilidad cierta de vencer al oficialismo en cualquier comicio en el cual participemos masivamente; otros que analizan si fracasadoslos atajos la electoral es la única viaposible; finalmente los que por las razones que sean consideran que abstenerse es lo correcto.
Personalmente estoy convencido que, como ya lo reflejan, la totalidad de los más recientes estudios de opinión, la gran mayoría de los venezolanos queriendo votar, votarán y que el liderazgo se alineará con el deseo de millones de connacionales de dirimir nuestras diferencias pacíficamente. Incluso los más recalcitrantes contra el voto terminarán siendo arropados por la confianza que si será posible ganar y cobrar.
¿Qué las condiciones electorales no son perfectas? Nadie lo discute, pero si dejamos atrás mezquindades, rencillas irrelevantes, ambiciones desmedidas, y marchamos juntos a convencer, motivar, organizar, nada impedirála construcción de una nueva nación.
Vamos a entonces a seleccionar los mejores candidatos, hombres y mujeres honestos, comprometidos, dispuestos a trabajar muy duro por un mañana distinto, capaces de entender que en lo que viene no pueden existir perseguidos ni perseguidores y seleccionados estos salgamos a recorrer calles y pueblos, a conectarnos de nuevo con la gente, a conquistar cada voto para luego servirles sin descanso.
Concluyendo estas líneas, hago un alto para leer los periódicos de Chile que muestran los resultados de la jornada electoral del domingo en la cual “triunfan ampliamente sectores de la oposición”. Durante semanas los chilenos se batieron en las calles contra un gobierno que rechazaban, la pandemia los encerró en sus casas, pero convocadas elecciones de gobernadores, alcaldes y diputados constituyentes decidieron participar y ahora amanecen celebrando merecida victoria.
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