Primero fue el informe de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos, GAO por sus siglas en inglés.
Entregado al despacho del congresista Gregory Meeks, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, el informe menciona que las sanciones de Estados Unidos a Venezuela «seguramente» contribuyeron a empeorar el deterioro del país y generaron obstáculos para los trabajadores humanitarios precisando que la economía venezolana se ha contraído «constantemente» durante casi una década, pero ha caído «abruptamente» desde el inicio de las medidas punitivas de Washington en 2015, en especial a partir de 2019.
Traducido indica que: «Las sanciones, particularmente a la compañía petrolera estatal en 2019, probablemente contribuyeron a la caída más pronunciada de la economía venezolana, principalmente al limitar los ingresos de la producción de petróleo».
Después, tras una visita de varios días a Venezuela y un sinfín de reuniones con representantes de distintos sectores de la vida nacional, la relatora especial de la ONU sobre medidas coercitivas unilaterales y derechos humanos, Alena Douhan, en su informe preliminar señala que “las sanciones han exacerbado las calamidades preexistentes” para agregar que estas «han tenido como resultado una crisis económica, humanitaria y de desarrollo, con un efecto devastador en toda la población de Venezuela, especialmente pero no solo en las personas que viven en la extrema pobreza, las mujeres, los niños, los trabajadores médicos, las personas con discapacidades o enfermedades crónicas y las poblaciones indígenas».
Más adelante, Dougan subraya: “El efecto devastador de las sanciones impuestas se multiplica por la extraterritorialidad y el sobrecumplimiento que afectan negativamente a los sectores público y privado, a los ciudadanos venezolanos, a las organizaciones no gubernamentales y a las empresas de terceros países”.
Yo no sé si fue porque está escrito originalmente en inglés o porque fue elaborado por una oficina estadounidense para congresistas americanos, los cierto es que los radicales «venezolanos» –y los entrecomillo por que empiezo a dudar que les duela nuestra nacionalidad- que apoyan y piden sanciones no abrieron la boca o mejor movieron un dedo por el informe de GAO. Sumisión abyecta a quienes aun vía Airtm les pagan su modo de vida me atrevo a afirmar.
El de la experta de la ONU si desató los demonios. Un editor amigo me llamó para comentarme que «el locaje está más loco que nunca en las redes y disparan con todo contra la relatora» para finalizar con «será porque es mujer» lo que en verdad si no entendí.
Lo cierto es que sentí vergüenza ajena cuando leí a varios, casi todos desde la comodidad del extranjero donde viven a todo trapo sin que se les conozca trabajo, no solo justificando las sanciones sino pidiendo más, muchas más.
Se caen las caretas y los venezolanos podemos ver claramente quienes son los que para continuar chuleándose los dineros públicos que usufructúan y/o los aportes para ayuda humanitaria de países extranjeros que aquí no llegan son capaces de hacer mayor la crisis que millones de venezolanos padecen.