Biden dijo que con la muerte de Al Zawahiri "se ha hecho justicia" y que el mundo ya no debe temer a este "asesino despiadado".
Estados Unidos mató al líder de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, en una operación antiterrorista llevada a cabo por un dron en Kabul (Afganistán) durante el fin de semana pasado, según ha confirmado el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un discurso a la nación.
En una comparecencia televisada desde el balcón de la Sala Azul de la Casa Blanca a última hora del lunes, Biden dijo que con la muerte de Al Zawahiri «se ha hecho justicia» y que el mundo ya no debe temer a este «asesino despiadado«.
El mandatario se ha dirigido a «todos aquellos alrededor del mundo que quieren dañar a EE.UU.» y les ha asegurado que su país permanecerá siempre alerta y preparado para actuar cuando se trate de defender la seguridad de los ciudadanos estadounidenses.
Al Zawahiri fue asesinado la mañana del domingo en una residencia de Kabul, concretamente a las 6:18 hora local (1:48 GMT), cuando se encontraba en el balcón de la residencia en que se alojaba y un dron le disparó dos misiles Hellfire.
Según la Casa Blanca, solo el líder de Al Qaeda murió en la operación, y no hubo ningún daño colateral, ni tan siquiera los miembros de su familia que con él se alojaban, algo en lo que el propio Biden había insistido en varias ocasiones y que había puesto como una de las condiciones para proceder con el ataque.
La autorización de Biden se otorgó unos días antes del ataque, el lunes 25 de julio, tras varias semanas de reuniones con su cúpula militar y de inteligencia.
La inteligencia estadounidense llevaba meses confirmando por múltiples fuentes y distintos métodos que efectivamente era Ayman al Zawahiri quien residía en esa casa, de la que nunca salía y únicamente quedaba expuesto cuando se encontraba en el balcón.
Según indicó en una llamada con periodistas una alta funcionaria del Gobierno estadounidense, EE.UU. llegó a tener «un grado de confianza alto» de que Al Zawahiri vivía en esa casa de Kabul.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, acusó al régimen talibán de Afganistán de violar «gravemente» el acuerdo de Doha al haber cobijado en Kabul al-Zawahir.
En un comunicado, Blinken también acusó a los talibanes de haber traicionado las «repetidas» garantías al mundo de que no permitirían que el territorio afgano fuese usado por terroristas para amenazar la seguridad de otros países.
«En vista de la falta de voluntad o incapacidad de los talibán para respetar sus compromisos, seguiremos apoyando al pueblo afgano con ayuda humanitaria y defendiendo la protección de sus derechos humanos, especialmente de las mujeres y niñas».
Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken
En el acuerdo de Doha firmado en febrero de 2020 entre Estados Unidos y los talibanes se acordó la retirada completa de las fuerzas estadounidenses de Afganistán después de dos décadas de conflicto, que concluyó hace un año tras la toma de Kabul por los islamistas.
Sin embargo, la salida de EE.UU. se hacía bajo la condición, entre otros puntos, de evitar que Afganistán volviera a convertirse en santuario de terroristas como ocurrió durante su anterior régimen entre 1996 y 2001, marcado por el apoyo a Osama bin Laden y los ataques del 11-S, algo que aparentemente incumplieron los talibanes.
El Gobierno talibán han condenaod el ataque, aunque no se refirieron en ningún momento al destacado yihadista, y han afirmado que se trató de una violación del acuerdo de Doha con Estados Unidos.
El Gobierno talibán «condena enérgicamente este ataque, que se produjo por el motivo que fuera, y lo considera una clara violación del derecho internacional y del acuerdo de Doha», ha asegurado el principal portavoz islamista, Zabiullah Mujahid, en un comunicado.
Estos ataques «repiten la experiencia fallida de los últimos 20 años y van en contra de los intereses de Estados Unidos, Afganistán y la región. Repetir esas acciones dañará las posibles oportunidades» de estabilizar la región, ha anotado el portavoz.
Al-Zawahiri fue el sustituto de Osama bin Laden tras su muerte en 2011 en una operación estadounidense en Pakistán, y era uno de los terroristas más buscados. Además, junto a Bin Laden supervisó los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra EE.UU.
Nacido en Egipto en 1951, al-Zawahiri era un médico al que sus compañeros de facultad calificaban de tímido, pero que llegó a convertirse en uno de los terroristas más buscados del mundo como líder de la red Al Qaeda tras la muerte de Bin Laden.
Una de las últimas veces que Al-Zawahiri apareció en un vídeo antes de su muerte fue en una grabación difundida por la organización terrorista con motivo del vigésimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU.
En ese vídeo, titulado «Jerusalén nunca será judaizado», se veía a Al-Zawahiri vestido con una túnica y una larga barba blanca hablando durante más de una hora sobre una amplia diversidad de temas, en especial de la causa palestina.
Tras los atentados del 11 de septiembre en EE.UU., la Interpol ordenó su busca y captura -Al-Zawahiri era entonces la mano derecha de Bin Laden-, bajo la acusación de acciones terroristas en Egipto y de ser «una de las cabezas de Al Qaeda», y el FBI lo puso en su lista de más buscados con una recompensa de 25 millones de dólares por información que llevara a su arresto.
Desde entonces, ha vivido escondido presumiblemente en alguno o varios lugares entre Afganistán y Pakistán y ha aparecido en vídeos y grabaciones difundidas por páginas islamistas, comentando la actualidad y recordando su permanente compromiso en la lucha contra los que consideran enemigos del islam.
Durante sus años de liderazgo, Al-Zawahiri ha visto cómo Al Qaeda se ha ido alejando cada vez más de sus objetivos
y le ha surgido un gran rival, el grupo Estado Islámico (EI), nacido de una escisión de su organización.Este anuncio llega casi un año después de la retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán, que permitió a los talibanes recuperar el control del país 20 años después.
El 3 de febrero, Joe Biden anunció la muerte del líder del grupo Estado Islámico (EI) Abu Ibrahim al-Hachimi al-Quurachi durante una operación realizada en el norte de Siria. En un discurso televisado, el presidente demócrata había advertido a los jefes de las organizaciones yihadistas: «Os pisamos los talones».
Con información de RTVE
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Esta entrada ha sido publicada el 2 de agosto de 2022 12:40 PM
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